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lunes, 24 de octubre de 2011

EL LIBRO DE ORO DE SAINT GERMAIN ( CAPITULO XXIII )


CAPITULO XXIII
PREPARACIÓN DE LA PASCUA
(por EL ascendido maestro jesús)


CUANDO yo actuaba en Judea, hablaba con la au­toridad de la Presencia «YO SOY», reconocién­dola como el único Poder e Inteligencia actuando o que pudiera actuar. Yo estaba consciente de la actividad exterior de las mentes en la humanidad que me rodeaba, pero como ya les he dicho, fue sólo cuando comencé a usar la afirmación: «YO SOY la Resurrección y la Vida» que se me reveló completamente la plenitud de mi misión y la for­ma de cumplirla. Dentro de ti está esa misma Presencia «YO SOY» que yo usé para perfeccionar lo que a la huma­nidad en ese momento le parecían milagros. Este es el punto que quiero afincar hoy en ti. 

Te aseguro que yo no estaba sino haciendo actuar las Leyes Cósmicas que siempre te ro­dean y que esperan ser puestas en actividad por medio de tu dirección consciente.



El error que cometen los estudiantes y que retarda su adelanto, es el sentir que están representando una falsedad al declarar una perfección que ellos no ven aún manifestada en su apariencia o actividad. Les digo sinceramente de acuerdo con mi propia experiencia, que tenemos que admi­tir la única Presencia, Inteligencia y Poder y luego apro­piárnosla, reclamándola como nuestra en cada Pensamiento y Actividad.

Es la única forma en que esta Magna Perfección puede ser incorporada en la plenitud de nuestro uso y hasta en nuestra apariencia exterior. El hecho de que esa perfección aparentemente no se haya manifestado, no te debe impedir aplicarla y reclamarla como tuya propia, ya que cualquiera que tenga mediana inteligencia puede darse cuenta de que la energía y el principio vital que está usando es DIOS, la Magna Presencia «YO SOY»; por consiguiente, esa Presen­cia, su Poder y Energía está siempre autosostenida.

Al reclamar esta Gran Presencia y su Actividad, estás impulsándola conscientemente en tu vida, tu casa, tu mun­do y tus asuntos. Hoy, así como también en el tiempo de mi Ministerio, la lucha económica aparenta ser el peso más grande y, sin embargo, allí, al alcance de tu maniobrar cons­ciente y la dirección de la gran energía, substancia y opulen­cia que te rodea, tienes todo lo que es necesario para atraer­te esa maravillosa y siempre presente opulencia de Dios.

Cuando tú dices «YO SOY» estás incitando a la acción aquello que llena tus órdenes conscientes. Una de las prime­ras cosas que se aclararon en mi conciencia fue el poder na­tural mío y de todos de calificar la energía, de dirigirla cons­cientemente a que produjera cualquier cosa que la necesi­dad ordene; todo esto tiene que ser reclamado, ordenado con el esfuerzo determinado y consciente, que sabe que en esta orden consciente está la Presencia «YO SOY» hablan­do y actuando. Por lo tanto, ella tiene todo poder y autori­dad para revestir la orden con lo que ella ordene.

En la conciencia de que  eres la Presencia «YO SOY» actuando siempre ya puedes  saber que tú eres, en el propio momento de reconocimiento un invencible imán de atrac­ción que obliga a cada actividad en el Universo a acudir a ti para cumplir la orden. 

La única razón que hace no aparen­tar ser verdad esto, es que en alguna parte de tu conciencia hay una sensación de incertidumbre acerca de tu habilidad o de tu autoridad, o bien del poder de actuar de la Presen­cia; pero yo te aseguro que es un placer revelarte estas senci­llas Leyes que, sin embargo, son grandes e invencibles en su actividad y que te darán el dominio y la libertad por encima de todas estas cosas que parecen montañas de obstrucción en tu sendero. A medida que continúes aceptando y usando estas Leyes, te encontrarás logrando dominio sobre los Cua­tro Elementos: Tierra, Aire, Fuego y Agua.

Cuando tú te hayas hecho consciente de «la Llama de tu Divinidad» estarás actuando desde el más alto de los cuatro elementos, el Fuego, que es la verdadera actividad del Espí­ritu.

Así como la actividad consciente es con respecto a la in­consciente, así es el uso consciente de la Llama con respecto al conocimiento de la Luz. El elemento natural de tu Alma es la Llama. Cuando se hace conciencia de que se tiene, se es, se puede usar, dirigir esta Llama Consumidora, se ha en­trado al Magno Poder.

Cuando se hace conciencia de que ya se dominan los cuatro elementos, no se tiene sino que practicar el uso para que venga la conciencia de que se puede dirigir el rayo, do­minar ¡a tempestad, controlar ¡as aguas y caminar dentro del fuego sin recibir daño alguno. ¿Cómo quieres tú que se pueda usar algo antes de haberlo reconocido y sin saber que se tiene la habilidad de hacerlo tu servidor?

Por la práctica de su uso, uno se convierte absolutamen­te invencible en su dirección. Yo deseo enfáticamente acla­rarte que se te están dando exactamente las Leyes que yo sé y que todos aquellos que llegan al estado ascendido tie­nen que usar.

Todo es cuestión de uso, una vez que tú conoces estas Leyes y que la Presencia «YO SOY», que eres tú, tiene toda Inteligencia, Poder y Autoridad para dirigir conscientemen­te la energía a través de la actividad de tu mente. Luego, no temas usarla para curar, prosperar, bendecir e iluminar a tu prójimo.

Borra de tu mente para siempre que pueda existir ningún egoísmo en tu reconocimiento consciente de que la Presen­cia «YO SOY» te dirige o te está dirigiendo. No importa lo que tú necesites para tu éxito, si te hace más hábil y te da mayor poder para bendecir. Luego ¿no ves tú que no puede existir egoísmo en el deseo de lograr mayor habilidad y per­fección? Y aquello de que individuo alguno tenga que espe­rar que otro adelante para ayudamos es un gran error. Es verdad que nadie puede crecer por otro, pero sí puede ayu­darlo inmensamente a reconocer con intensidad que dicien­do «YO SOY la única Presencia. 

Inteligencia, actuando dentro de aquel individuo» y esto puede ser seguido por cualquier condición que la persona aparente necesitar.

El primer deber de todo individuo es el de amar y adorar a la única y magna Presencia «YO SOY» que está presente en todas partes.

Tú no ves cómo en esto hay un privilegio gozoso de amar a tu enemigo al decir tú «YO SOY la única Presencia y Actividad actuando allí», porque si la ignorancia de su mente exterior ha creado desorden, dolor y limitación y tú sabes que esa creación no tiene poder propio, no hay sino la creencia errónea del individuo que la sostenga, por consi­guiente no tiene poder autosostenedor. Si has tenido la des­gracia de crear inarmonía, desorden, limitación, ¿no ves tú que tú solo, a través del poder de la Presencia «YO SOY», la Llama Consumidora, llamando conscientemente a la Ley del Perdón, puedes consumir por medio de esa Llama Vital que eres tú todo lo que has creado erróneamente en tu mun­do?

Esto te debe aclarar cómo es que tú puedes limpiar tu mundo del desorden y las creaciones erróneas. Tú, en forma de Sol, la Luz de la Vida Eterna, juventud, belleza y opulen­cia sosteniendo en tu mano para uso instantáneo, el Cetro de Poder de la Presencia «YO SOY» que eres tú mismo.

Cuando quieras hablar con autoridad silenciosamente a otro ser, di su nombre y encontrarás que la ayuda, la energía que le envías será mucho más fácilmente recibida. Es como llamarle la atención a alguien a quien quieres hablar. Luego le das el mensaje. Es la forma de enviar energía. Puedes así hablar a otro del otro lado de la Tierra, como si estuviera en el mismo cuarto contigo.

Pero si alguien pretende usar este conocimiento para da­ñar a otro, se encontrará que el bólido electrónico traspasará su propio cuerpo con la intención que envió.

No vaciles, amado hijo. Usa este cetro de tu poder y do­minio para sanar, bendecir, prosperar e iluminar, y verás to­das las cosas humanas acudiendo a cumplir tu más mínimo mandato.








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