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domingo, 21 de agosto de 2011

YO SOY PERFECTO y MEDITACIÓN


YO SOY PERFECTO


Esta es la afirmación que expresa la más absoluta lealtad al Padre, a nuestro Yo Superior, y al Cristo en nosotros. YO SOY PERFECTO (o Perfecta). Sin embargo, los hay entre ustedes quienes no se sienten sinceros al expresarse así. Les voy a explicar, que si sienten dudas, es porque están contemplando a la Conciencia terrena, lo que llamamos la conciencia carnal, y lo que es ésta jamás quiere aceptar lo espiritual. Es justo y natural. Se nos ha dado una conciencia carnal, terrena, para que podamos funcionar en lo material. Si no tuviéramos un intelecto y una conciencia terrena ¿cómo podriamos manejarnos en la Tierra? Seríamos fantasmas y no nos sentiríamos como si perteneciéramos a la Tierra. ¿Comprenden ustedes? Luego, sucede que ella (la conciencia terrena y carnal) siempre está viendo los horrores que hacen los humanos, las guerras, las venganzas, los robos y atracos, los crímenes, los engaños, el odio, el desamor, el fin, todo lo que vemos a diario en todas partes, en los periódicos, en la televisión, radio, etc. Y ella piensa con suma razón: “¿Y cómo vamos a aceptar el dicho de que somos perfectos? ¡Pero si somos infames! ¿Dónde está lo perfecto?”. Y esto que acabo de decir seguramente que ustedes, en especial los y las principiantes lo encuentran perfectamente justificado.


Pues no, NO está justificado. A pesar de todo lo que aparenta justificarlo, ustedes ya saben que decirlo, o pensarlo siquiera, equivale a un decreto categóricamente negativo. Ustedes ya saben que la Gran Verdad está en el espíritu, y que el espíritu es Perfecto. Ustedes ya saben que si declaran infame al Ser, y a través del Verbo ser, soy, somos, son, están mintiendo además de que están sentando un decreto o ley que ha de manifestárseles en la vida. Y aquí está el clavo del asunto. Si ustedes, al declarar y decretar que algo es infame e imperfecto, saben muy bien que eso va a manifestarse, pues declaren o decreten lo contrario, que es la Verdad, y también lo verán manifestado. Sobre todo que el repetirlo va formando el “momentum”, o ímpetu que le dará más y más fuerza para manifestarse lo más rápidamente. A medida que lo repiten; a medida de que ustedes se recuerden a ustedes mismos que el Yo Superior es Perfecto y que esa es la verdad, van grabándolo en el subconsciente, creándolo en consciente, afirmando con el supraconsciente y... el Verbo se hace carne; manifestándolo en todos los vehículos que ahora están creyendo la manifestación imperfecta.


Para que se vayan acostumbrando a la afirmación comiencen diciendo: “YO SOY POTENCIALMENTE DIVINO Y PERFECTO”. Así están declarando la Verdad de todas las maneras, pero no se ofenden los oídos carnales que están creyendo la mentira de la imperfección. Además se ganan dos puntos maravillosos con esa afirmación. El primero es que se nos eleva la conciencia, cosa que tanto insistimos en que hagan ustedes, segundo que da una euforia y una alegría tan agradable que es de recomendarle que empleen la afirmación para curarse del mal humor y de la murria cuando les ataque.


MEDITACIÓN


Hay cuatro pasos en la meditación. Son cuatro galerías que se suceden cuando uno medita.


La primera es la IMAGEN. Comenzamos a meditar y tenemos una imagen de lo que queremos saber, pensar, descubrir, etc. Digamos que vamos a pensar en el Cristo Interior. La idea con que comenzamos se llama la Imagen. Es borrosa, mental y sentimentalmente hablando.


A los veinte segundos de estar pensando en la imagen nos viene una idea distinta, más clara, más satisfactoria. Esta se llama el Ideal. Ya tenemos una idea más lúcida de nuestro Cristo Interior. No es una figura, entiéndase. Es un sentimiento, una comprensión.


A los veinte segundos de estar meditando sobre este sentimiento, o sea que mientras estemos sintiendo aquel sentimiento, siempre que no le quitemos la mente, pasa a la conciencia, o sea que vemos y sentimos más claramente. Ya casi podemos explicarnos en palabras. Se lo podríamos referir a un tercero. Le diríamos algo así: “Entrré a un lugar más amplio, más abierto, más puro, donde no existe sino amor entre los seres”.


A los veinte segundos tenemos una euforia; una felicidad, una gran paz, satisfacción, consuelo, contento, y ya estamos sonriendo y con la cara iluminada. Cualquier tercera persona que nos ve nos diría: Esa es la realización. La idea se ha identificado con nuestro ser.


Emmet Fox dice: “NO ANALICES EL AMOR DE DIOS; SIÉNTELO”, y yo no quisiera tener que analizárselo a ustedes, sólo que a mí me fue muy útil la explicación que les acabo de dar y quiero que a ustedes también les sea útil y conveniente.


Ahora saben ustedes que no necesitan más de sesenta segundos para estar en contacto con Dios. Un minuto, ni más ni menos. SI TIENEN EL INTERÉS Y LA PACIENCIA DE MANTENER LA MENTE EN UN SOLO PUNTO DURANTE 20 SEGUNDOS, SENTIRÁN LOS PASOS QUE LES HE EXPLICADO.


Ya comprenden ahora por qué dice el Dr. Emmet Fox que uno puede esablecer su contacto con Dios aunque sea en medio de Times Square, y que NO ES INDISPENSABLE AISLARSE EN NINGÚN LUGAR O ESTADO DE SOLEDAD PORQUE SI ASÍ LO ACOSTUMBRAS, VERÁS QUE EL DÍA QUE MÁS NECESITAS DE DIOS TE ENCONTRARÁS EN MEDIO DE UN TUMULTO O UN TERREMOTO.


Todo lo que hace falta es voltear el pensamiento hacia Dios, y a los veinte segundos ya se está en el SILENCIO, o sea ese estado misterioso de que tanto hablan y ponderan los místicos pues el Silencio es simplemente un estado de paz, de amor, de confianza en Dios. Un instante de intimidad con Él.






EXTRACTO SACADO DEL LIBRO DE METAFÍSICA 4 EN 1 VOL. 1 DE Conny Méndez






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