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martes, 11 de octubre de 2011

EL LIBRO DE ORO DE SAINT GERMAIN ( CAPITULO XII )


CAPITULO XII

LAS EXPERIENCIAS resultantes de los aparentes misterios de la vida cuando son bien comprendidos, son bendiciones disfrazadas, ya que cualquier experiencia que nos hace volvemos hacia la única Presen­cia «YO SOY», «Dios en Acción», nos habrá servido de maravilloso propósito y bendición.

Las situaciones desafortunadas se producen porque las personas se ponen siempre a buscar en los orígenes externos su existencia, la inspiración y también el Amor, que no es sino la Presencia Suprema y su Poder en el Universo.

No importa cuáles sean las condiciones a las cuales ten­gamos que enfrentamos, no debemos perder la idea de que el Amor es el eje del Universo sobre lo cual todo gira. Esto no significa que tengamos que amar la inarmonía, la discor­dia o ninguna otra cosa que no se parezca al Cristo, pero sí podemos amar a Dios en Acción, a la Presencia «YO SOY», en todas partes, pues lo opuesto al odio es el Amor y «nadie puede odiar sin haber amado profundamente primero».

Cada ser humano es un poder y debe ser el Principio Gobernante de su vida y su mundo. En el hecho que dentro de cada ser humano está la Presencia «YO SOY» siempre actuando, se puede ver que cada uno mantiene entre sus manos físicas el cetro del dominio y debe recordar que la in­vencible Presencia de Dios es en todo momento la actividad inteligente de su mundo y sus asuntos. Esto le mantiene la atención alejada de la apariencia exterior, que jamás contie­ne la Verdad, a menos que sea iluminada por la Presencia «YO SOY».

No importa cuál sea el problema a solucionar, no hay sino un solo Poder, una Presencia y una Inteligencia que pueda resolverlo. Ese es el reconocimiento de la Presencia de Dios, contra la cual no puede interferir ninguna activi­dad exterior, a menos que la atención se separe consciente o inconscientemente de este reconocimiento y aceptación del Poder Supremo de Dios.

El Principio vital, continuamente activo, está siempre tratando de expresarse en su Perfección natural, pero los se­res humanos con su libre albedrío, consciente o inconscien­temente lo califican con toda clase de distorsiones. El indivi­duo que mantenga su atención firme en la Presencia «YO SOY en Dios y con Dios», se convierte en un Poder Invenci­ble que ninguna manifestación humana puede derrumbar.

Al hacer conciencia de «Yo estoy aquí. Yo estoy allá», aparecen personas que nos ayudan cuando esto es necesario, ya que el «YO SOY» está dentro de aquellos amigos tam­bién. La liberación de todo dominio o interferencia sólo puede venir por esa Presencia. «YO SOY Dios en Acción». en la vida del individuo.

Muchas veces requiere gran tenacidad aferrarse a la Pre­sencia, cuando las apariencias parece estar dominando. Hay un viejo refrán que dice: «Nadie ha fracasado mientras no se rinde». Esto es verdad, porque mientras un individuo se una a Dios como su inteligencia gobernante, no hay activi­dad humana que pueda interferir en la gran emanación que fluye alrededor de uno.

A través de las centurias la humanidad le ha dado su atención a las apariencias, invitando así a toda clase de dis­cordia y malestar; pero hoy hay miles que están llegando a la comprensión de que la Presencia de Dios dentro de ellos es absolutamente invencible, hasta el punto de encontrarse continuamente elevados por encima de la injusticia, la dis­cordia y la inarmonía de la creación exterior. Mientras los humanos no aprendan a mantener su atención en la Presen­cia «YO SOY» o Dios Interior, se encontrarán rodeados por lo indeseable, pero por medio de esta Presencia «YO SOY» cada uno tiene el poder de elevarse por encima de la discor­dia y la perturbación de esa creación exterior.

Al principio cuesta trabajo mantenerse firme cuando los nubarrones aparentes pesan mucho, pero la actividad diná­mica de la atención fija en la Presencia de Dios Interior, es como el rayo que penetra y disuelve la amenazadora tem­pestad.

A medida que se adelanta, se siente uno más y más in­vencible ante la creación humana que ocasiona tantos dis­turbios. La frase de Jesús: «Conoced la Verdad y Ella os hará libres» fue sin duda una de las Verdades más grandes y sencillas, pues la gran base es el saber que esta Gran Verdad a que El se refirió era el recuerdo de la Invencible Presencia de Dios Interno. Si tú sabes eso, y estás seguro de ello y lo repites en toda ocasión, entonces sí sabes que tienes la Pre­sencia dentro de ti.

El próximo paso es determinar: «YO SOY la Presencia iluminadora, por la cual nada que yo necesite saber puede ser sustraído, ya que "YO SOY" la Sabiduría, "YO SOY" el Poder revelador que me trae todo ante mí para yo poder comprender y actuar de acuerdo».

Es muy fácil una vez que se ha comprendido que «YO SOY la Única Inteligencia y la Única Presencia actuando». el ver cómo tienes tú el cetro entre tus manos físicas y a tra­vés de esta Presencia «YO SOY» puedes obligar a que todo lo que tú necesites saber te sea revelado. Y yo te aseguro que esto en ninguna forma interfiere con el libre albedrío de ningún otro individuo y que no hay error ni ningún daño en re­clamar y pedir lo que es de uno propio, pues al hacer esto no se está interfiriendo con nadie.

Si en cualquier momento alguien hace por quitamos lo que nos pertenece, tenemos el derecho de ordenar a través de la Presencia «YO SOY» que todo el cuadro sea ajustado o que lo nuestro nos sea devuelto. En esto tenemos que te­ner mucho cuidado de que cuando pongamos la Ley Divina en Amor, y que la Justicia Divina comience a manifestarse, no nos llenemos de lástima e interrumpamos la acción de la Ley. Cuando los seres humanos son gobernados enteramen­te por su ser exterior y no piensan en el poder de Dios que les da la Vida, muy fácilmente cometen toda clase de injus­ticias, pero esto no significa que nosotros les vamos a permi­tir hacerlo en nuestro propio mundo. ¡No! Sobre todo cuan­do sabernos que tenemos el Poder de Dios para ordenar y pedir la corrección y la justicia en todas partes.

Voy a citarte un ejemplo: Una de mis estudiantes estaba atravesando un problema y siendo ella muy espiritual le dije que afirmara sus derechos y justicia. Siguió mi consejo y empezaren a pasarle cosas a aquellos que querían obrar in­justamente con ella. Por su bondad de alma, comenzó a arrepentirse y a desear que no hubiera pedido justicia. Vino a mí y me dijo: «¿Qué debo hacer?». Y yo le contesté: «Afír­mese en el decreto que usted ha hecho. Usted no es respon­sable de las lecciones que tienen que aprender los indivi­duos que la han dañado, de manera que déjeles recibir sus lecciones y no permita que esto la perturbe».

Cuando los seres humanos comienzan a actuar mal, en este momento y minuto ponen en movimiento la Gran Ley Universal de la Retribución y no pueden evitar que les gol­pee esa retribución algún día en alguna parte, del mismo modo que ellos no pueden detener la acción de los planetas. Para la víctima inocente la retribución parece tardar mucho en aparecer, pero tanto más tarde, tanto más poderosa es su acción cuando llega. No hay ningún ser humano que pueda evitar esta Ley.

Muchos estudiantes han creído que algo malo puede ser­les enviado por otro, pero yo les aseguro que no es así. La única forma es no dar paso a los pensamientos indeseables, dejando así entrar el odio, la crítica y la condenación. En­tonces, si se ha hecho esto, habrá generado aquella cosa en que él cree.

Aquel que conoce el poder de Dios dentro de sí no tiene por qué temer nada de nadie. Cada uno puede experimen­tar, si desea, la plenitud de la actividad de Dios, en su vida y su mundo. Es sencillamente el hecho de escoger lo que tú quieras tener. Si quieres Paz y Armonía, conoce esto: «YO SOY el Poder que lo produce». Si quieres ajustes en tus asuntos conoce lo siguiente: «YO SOY la Inteligencia y el Poder que los produce y ninguna otra actividad exterior puede impedírmelo».

En el aparente misterio de la incesante actividad de la Vida, está la Magna Presencia «YO SOY» siempre dispues­ta a bendecirte con gracia inconcebible, si es que tú se lo permites. ¿Y cómo es que se lo permites? ¡Por la aceptación gozosa de esta Magna Presencia y este Gran Poder en ti! Y no vaciles en invocarla para que actúe aún en los más míni­mos detalles de tu diario vivir, no te importa cuan insignifi­cantes te parezcan, pues no hay en el Universo otra energía que actúe a través de tu conciencia, tu mente, tu cuerpo y tu mundo.

Di a menudo en cada cosa que quieres que se haga: « YO SOY la Presencia». 

Esto abre el canal para que actúe el Po­der de Dios trayéndote lo justo. No tengas conmiseración Por lo externo, que en su ignorancia procede mal, así sea en ti o en otro.

Mantente calmo y sereno, sabiendo que Dios es la única Inteligencia y Poder actuando en tu mundo y tus asuntos. «YO SOY en ti» es la fuerza y la sanación autosostenida, manifestándose en tu mente y tu cuerpo. Esto te mantiene en mayor entonación. Enfréntate a Dios y surgirá siempre la Energía para ordenar cada situación. Las personas que com­prenden esta Ley no están sujetas a la injusticia ni las condi­ciones que trata de imponerles el ser exterior de los demás.

Recuérdale esto a menudo a la mente exterior. Asegúrate siempre que dentro de ti no hay sino la Presencia y el Poder de Dios actuando en ti y en tus asuntos.

Repite en muchas circunstancias que «No hay nada oculto que no me sea revelado» (cuan diferente es este as­pecto al que imponen los «ocultistas» al no permitir que se revelen sus cánones). Esta afirmación es muy necesaria. 

Tampoco olvides que frente a lo que hagan los terceros, la salvaguardia es llenarlos de Amor Divino (Llama Violeta, Rosa, etc.). Cuando la gente trata de gozar haciendo alguna maldad e injusticia a otro, no lo logran, pues siempre pier­den alguna facultad por medio de la cual la hubiera podido gozar.

Los demás tienen el mismo privilegio que tienes tú de alinearse con Dios, y si no lo hacen, eso no es asunto tuyo.

Dios es la Presencia y el Poder Todo omnisciente que sabe y descubre todas las cosas. Tú puedes decir por otro:

«Amada Presencia "YO SOY" en este individuo, invoco tu Poder consciente, tu Perfección, tu Sabiduría y tu Inteligen­cia directiva a que hagas que lodo se le ajuste y reciba la Paz y el Descanso que tanto necesita. YO SOY la presencia que manda y dirige que esto sea hecho ahora. Elévale su Conciencia a la Luz incandescente en la cual ella pueda ver y conocer el Reposo y la Belleza que son suyos por su propia Creación y Servicio».

Es un error permitir que la lástima nos arrastre a meter­nos en condiciones muy destructivas. Toma la postura de « YO SOY la Única Presencia actuando allí».
Para ayudar a aquellos que han desencarnado: «YO SOY la Presencia que mantiene a esa persona en la esfera a que pertenece, enseñando e iluminando».

Si el estudiante logra la idea correcta de llenar de Amor a su propio Ser Divino, recibirá alivio total de toda discor­dia.

Para perfeccionar condiciones di: «YO SOY la Presen­cia ordenando y sanando esta situación».

La humanidad en general y los médicos en particular han distorsionado las cosas lastimosamente. El individuo que desea ascender a la Presencia «YO SOY» y vivir allí ne­cesita la energía que precisamente desperdicia. Los médicos son responsables en mucho de esta terrible condición, por­que enseñan y abogan por la exaltación del apetito sexual, que es el mayor canal de desperdicio que tiene la humani­dad.

Esto es lo que hace imposible asirse a la Presencia «YO SOY», lo suficiente para lograr la Maestría. Es el 95% de la causa de la vejez, la pérdida de la vista, del oído y de la me­moria, ya que estas facultades dejan de funcionar cuando cesa de fluir la corriente de energía vital a la estructura celu­lar de la masa cerebral. 

Pero esto no lo reciben bien los indi­viduos hasta que lo aprenden a fuerza de golpes. La volun­tad no puede nada sin esta energía vital.

Esta energía que el hombre desperdicia es la fuerza que les permitiría unirse firmemente a la Presencia «YO SOY». Es la vida que necesita para asirse a la Presencia de Dios «YO SOY». Cuando el ser exterior ha pasado centurias usando su fuerza vital para crear condiciones erradas, ese desperdicio se vuelve un drenaje abierto y constante contra la conciencia individual.

No hay sino una sola manera de cambiar aquello que se haya construido por ese canal erróneo, que mantiene al ser atado al mal uso y a la mala manifestación. 

Es que cada vez que se presente la ocasión, o la expresión del falso concepto. dirigir el pensamiento instantáneamente al Ser Superior.

Muchas personas tienen la creencia de que se puede contro­lar el deseo sexual por pura fuerza de voluntad obligándose a dominar el impulso, bien sea sexual o de alcohol o cigarrillo-drogas o cualquier defecto. Esto no sirve de nada porque lo que se gana es la represión que lo obliga a irrumpir por otro lado. Lo único es cambiar la atención y salir de allí en la forma siguiente: «YO SOY la Presencia que cambia esto y lo cambia ahora, porque la Acción de Dios es siempre ins­tantánea».

En toda condición errónea lo primero es invocar la Ley del Perdón y la Llama Violeta transmutadora. Acuérdate que al poner en movimiento o energizar algo, instantánea­mente actúa. Cuando se usa el «YO SOY» se pone en movi­miento el Poder de Dios y actúa.

Tal vez uno de los estados más lamentables en que tiene que vivir el ser humano es el llamado «derecho legal» de mantener atado a otro ser a la actividad sexual, cuando éste ya quiere libertarse y salir de abajo. Pues aún en la ignoran­cia de la mente exterior hay naturalezas que tienen un pode­roso desarrollo de la actividad amor. El Amor Puro nunca actúa más abajo del corazón. El Amor Verdadero jamás re­quiere contacto sexual de ninguna clase. La Gran Ascendida Hueste de Luz está siempre con aquellos que desean actuar con justeza. Envíales tus pensamientos y recibirás su ayuda.

Tú posees un poder invulnerable e invencible si eres de los que conocen y practican la Presencia «YO SOY».

La Ley del Perdón es la puerta abierta para llegar al Co­razón de Dios. Es la nota tonal, el eje del Universo.

Aquí están los puntos más profundos de esta plática. No los uses para enseñar a principiantes, pues no lo entenderán.










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