CAPITULO
XII
LAS EXPERIENCIAS resultantes de los aparentes misterios de
la vida cuando son bien comprendidos, son bendiciones disfrazadas, ya que
cualquier experiencia que nos hace volvemos hacia la única Presencia «YO SOY»,
«Dios en Acción», nos habrá servido de maravilloso propósito y bendición.
Las
situaciones desafortunadas se producen porque las personas se ponen siempre a buscar
en los orígenes externos su existencia, la inspiración y también el Amor, que
no es sino la Presencia Suprema y su Poder en el Universo.
No
importa cuáles sean las condiciones a las cuales tengamos que enfrentamos, no
debemos perder la idea de que el Amor es el eje del Universo sobre lo cual todo
gira. Esto no significa que tengamos que amar la inarmonía, la discordia o
ninguna otra cosa que no se parezca al Cristo, pero sí podemos amar a Dios en
Acción, a la Presencia «YO SOY», en todas partes, pues lo opuesto al odio es el
Amor y «nadie puede odiar sin haber amado
profundamente primero».
Cada
ser humano es un poder y debe ser el Principio Gobernante de su vida y su
mundo. En el hecho que dentro de cada ser humano está la Presencia «YO SOY»
siempre actuando, se puede ver que cada uno mantiene entre sus manos físicas el
cetro del dominio y debe recordar que la invencible Presencia de Dios es en
todo momento la actividad inteligente de su mundo y sus asuntos. Esto le
mantiene la atención alejada de la apariencia exterior, que jamás contiene la
Verdad, a menos que sea iluminada por la Presencia «YO SOY».
No
importa cuál sea el problema a solucionar, no hay sino un solo Poder, una
Presencia y una Inteligencia que pueda resolverlo. Ese es el reconocimiento de
la Presencia de Dios, contra la cual no puede interferir ninguna actividad
exterior, a menos que la atención se separe consciente o inconscientemente de
este reconocimiento y aceptación del Poder Supremo de Dios.
El
Principio vital, continuamente activo, está siempre tratando de expresarse en
su Perfección natural, pero los seres
humanos con su libre albedrío, consciente o inconscientemente lo califican con
toda clase de distorsiones. El individuo que mantenga su atención firme en la
Presencia «YO SOY en Dios y con Dios», se convierte en un Poder Invencible que
ninguna manifestación humana puede derrumbar.
Al
hacer conciencia de «Yo estoy aquí. Yo
estoy allá», aparecen personas que nos ayudan cuando esto es necesario, ya
que el «YO SOY» está dentro de aquellos amigos también. La liberación de todo
dominio o interferencia sólo puede venir por esa Presencia. «YO SOY Dios en Acción». en la vida del
individuo.
Muchas
veces requiere gran tenacidad aferrarse a la Presencia, cuando las apariencias
parece estar dominando. Hay un viejo refrán que dice: «Nadie ha fracasado mientras no se rinde». Esto es verdad, porque
mientras un individuo se una a Dios como su inteligencia gobernante, no hay
actividad humana que pueda interferir en la gran emanación que fluye alrededor
de uno.
A
través de las centurias la humanidad le ha dado su atención a las apariencias,
invitando así a toda clase de discordia y malestar; pero hoy hay miles que
están llegando a la comprensión de que la Presencia de Dios dentro de ellos es
absolutamente invencible, hasta el punto de encontrarse continuamente elevados
por encima de la injusticia, la discordia y la inarmonía de la creación
exterior. Mientras los humanos no aprendan a mantener su atención en la Presencia
«YO SOY» o Dios Interior, se encontrarán rodeados por lo indeseable, pero por
medio de esta Presencia «YO SOY» cada uno tiene el poder de elevarse por encima
de la discordia y la perturbación de esa creación exterior.
Al
principio cuesta trabajo mantenerse firme cuando los nubarrones aparentes pesan
mucho, pero la actividad dinámica de la atención fija en la Presencia de Dios
Interior, es como el rayo que penetra y disuelve la amenazadora tempestad.
A
medida que se adelanta, se siente uno más y más invencible ante la creación
humana que ocasiona tantos disturbios. La frase de Jesús: «Conoced la Verdad y Ella os hará libres» fue sin duda una de las
Verdades más grandes y sencillas, pues la gran base es el saber que esta Gran
Verdad a que El se refirió era el recuerdo de la Invencible Presencia de Dios
Interno. Si tú sabes eso, y estás seguro de ello y lo repites en toda ocasión,
entonces sí sabes que tienes la Presencia dentro de ti.
El
próximo paso es determinar: «YO SOY la
Presencia iluminadora, por la cual nada que yo necesite saber puede ser
sustraído, ya que "YO SOY" la Sabiduría, "YO SOY" el Poder
revelador que me trae todo ante mí para yo poder comprender y actuar de
acuerdo».
Es
muy fácil una vez que se ha comprendido que «YO
SOY la Única Inteligencia y la Única Presencia actuando». el ver cómo
tienes tú el cetro entre tus manos físicas y a través de esta Presencia «YO
SOY» puedes obligar a que todo lo que tú necesites saber te sea revelado. Y yo
te aseguro que esto en ninguna forma interfiere con el libre albedrío de ningún
otro individuo y que no hay error ni ningún daño en reclamar y pedir lo que es
de uno propio, pues al hacer esto no se está interfiriendo con nadie.
Si
en cualquier momento alguien hace por quitamos lo que nos pertenece, tenemos el
derecho de ordenar a través de la Presencia «YO SOY» que todo el cuadro sea
ajustado o que lo nuestro nos sea devuelto. En esto tenemos que tener mucho
cuidado de que cuando pongamos la Ley Divina en Amor, y que la Justicia Divina
comience a manifestarse, no nos llenemos de lástima e interrumpamos la acción
de la Ley. Cuando los seres humanos son gobernados enteramente por su ser
exterior y no piensan en el poder de Dios que les da la Vida, muy fácilmente
cometen toda clase de injusticias, pero esto no significa que nosotros les
vamos a permitir hacerlo en nuestro propio mundo. ¡No! Sobre todo cuando
sabernos que tenemos el Poder de Dios para ordenar y pedir la corrección y la
justicia en todas partes.
Voy
a citarte un ejemplo: Una de mis estudiantes estaba atravesando un problema y
siendo ella muy espiritual le dije que afirmara sus derechos y justicia. Siguió
mi consejo y empezaren a pasarle cosas a aquellos que querían obrar injustamente
con ella. Por su bondad de alma, comenzó a arrepentirse y a desear que no hubiera
pedido justicia. Vino a mí y me dijo: «¿Qué debo hacer?». Y yo le contesté:
«Afírmese en el decreto que usted ha hecho. Usted no es responsable de las
lecciones que tienen que aprender los individuos que la han dañado, de manera
que déjeles recibir sus lecciones y no permita que esto la perturbe».
Cuando los seres
humanos comienzan a actuar mal, en este momento y minuto ponen en movimiento la
Gran Ley Universal de la Retribución y no pueden evitar que les golpee esa
retribución algún día en alguna parte, del mismo modo que ellos no pueden
detener la acción de los planetas. Para la víctima inocente la retribución
parece tardar mucho en aparecer, pero tanto más tarde, tanto más poderosa es su
acción cuando llega. No hay ningún ser humano que pueda evitar esta Ley.
Muchos
estudiantes han creído que algo malo puede serles enviado por otro, pero yo
les aseguro que no es así. La única forma es no dar paso a los pensamientos
indeseables, dejando así entrar el odio, la crítica y la condenación. Entonces,
si se ha hecho esto, habrá generado aquella cosa en que él cree.
Aquel
que conoce el poder de Dios dentro de sí no tiene por qué temer nada de nadie.
Cada uno puede experimentar, si desea, la plenitud de la actividad de Dios, en
su vida y su mundo. Es sencillamente el hecho de escoger lo que tú quieras
tener. Si quieres Paz y Armonía, conoce esto: «YO SOY el Poder que lo produce». Si quieres ajustes en tus asuntos
conoce lo siguiente: «YO SOY la
Inteligencia y el Poder que los produce y ninguna otra actividad exterior puede
impedírmelo».
En
el aparente misterio de la incesante actividad de la Vida, está la Magna
Presencia «YO SOY» siempre dispuesta a bendecirte con gracia inconcebible, si
es que tú se lo permites. ¿Y cómo es que se lo permites? ¡Por la aceptación
gozosa de esta Magna Presencia y este Gran Poder en ti! Y no vaciles en
invocarla para que actúe aún en los más mínimos detalles de tu diario vivir,
no te importa cuan insignificantes te parezcan, pues no hay en el Universo
otra energía que actúe a través de tu conciencia, tu mente, tu cuerpo y tu
mundo.
Di
a menudo en cada cosa que quieres que se haga: « YO SOY la Presencia».
Esto abre el canal para que actúe el Poder
de Dios trayéndote lo justo. No tengas conmiseración Por lo externo, que en su
ignorancia procede mal, así sea en ti o en otro.
Mantente
calmo y sereno, sabiendo que Dios es la única Inteligencia y Poder actuando en
tu mundo y tus asuntos. «YO SOY en ti»
es la fuerza y la sanación autosostenida, manifestándose en tu mente y tu cuerpo.
Esto te mantiene en mayor entonación. Enfréntate a Dios y surgirá siempre la
Energía para ordenar cada situación. Las personas que comprenden esta Ley no
están sujetas a la injusticia ni las condiciones que trata de imponerles el
ser exterior de los demás.
Recuérdale
esto a menudo a la mente exterior. Asegúrate siempre que dentro de ti no hay
sino la Presencia y el Poder de Dios actuando en ti y en tus asuntos.
Repite
en muchas circunstancias que «No hay nada
oculto que no me sea revelado» (cuan diferente es este aspecto al que
imponen los «ocultistas» al no permitir que se revelen sus cánones). Esta
afirmación es muy necesaria.
Tampoco olvides que frente a lo que hagan los
terceros, la salvaguardia es llenarlos de Amor Divino (Llama Violeta, Rosa, etc.).
Cuando la gente trata de gozar haciendo alguna maldad e injusticia a otro, no
lo logran, pues siempre pierden alguna facultad por medio de la cual la
hubiera podido gozar.
Los demás tienen el mismo privilegio que tienes tú de
alinearse con Dios, y si no lo hacen, eso no es asunto tuyo.
Dios
es la Presencia y el Poder Todo omnisciente que sabe y descubre todas las
cosas. Tú puedes decir por otro:
«Amada Presencia "YO SOY" en
este individuo, invoco tu Poder consciente, tu Perfección, tu Sabiduría y tu Inteligencia
directiva a que hagas que lodo se le ajuste y reciba la Paz y el Descanso que
tanto necesita. YO SOY la presencia que manda y dirige que esto sea hecho
ahora. Elévale su Conciencia a la Luz incandescente en la cual ella pueda ver y
conocer el Reposo y la Belleza que son suyos por su propia Creación y
Servicio».
Es
un error permitir que la lástima nos arrastre a meternos en condiciones muy
destructivas. Toma la postura de « YO SOY
la Única Presencia actuando allí».
Para
ayudar a aquellos que han desencarnado: «YO
SOY la Presencia que mantiene a esa persona en la esfera a que pertenece,
enseñando e iluminando».
Si
el estudiante logra la idea correcta de llenar de Amor a su propio Ser Divino,
recibirá alivio total de toda discordia.
Para
perfeccionar condiciones di: «YO SOY la
Presencia ordenando y sanando esta situación».
La
humanidad en general y los médicos en particular han distorsionado las cosas
lastimosamente. El individuo que desea ascender a la Presencia «YO SOY» y vivir
allí necesita la energía que precisamente desperdicia. Los médicos son
responsables en mucho de esta terrible condición, porque enseñan y abogan por
la exaltación del apetito sexual, que es el mayor canal de desperdicio que
tiene la humanidad.
Esto
es lo que hace imposible asirse a la Presencia «YO SOY», lo suficiente para
lograr la Maestría. Es el 95% de la causa de la vejez, la pérdida de la vista,
del oído y de la memoria, ya que estas facultades dejan de funcionar cuando
cesa de fluir la corriente de energía vital a la estructura celular de la masa
cerebral.
Pero esto no lo reciben bien los individuos hasta que lo aprenden a
fuerza de golpes. La voluntad no puede nada sin esta energía vital.
Esta
energía que el hombre desperdicia es la fuerza que les permitiría unirse
firmemente a la Presencia «YO SOY». Es la vida que necesita para asirse a la
Presencia de Dios «YO SOY». Cuando el ser exterior ha pasado centurias usando
su fuerza vital para crear condiciones erradas, ese desperdicio se vuelve un
drenaje abierto y constante contra la conciencia individual.
No
hay sino una sola manera de cambiar aquello que se haya construido por ese
canal erróneo, que mantiene al ser atado al mal uso y a la mala manifestación.
Es que cada vez que se presente la ocasión, o la expresión del falso concepto.
dirigir el pensamiento instantáneamente al Ser Superior.
Muchas
personas tienen la creencia de que se puede controlar el deseo sexual por pura
fuerza de voluntad obligándose a dominar el impulso, bien sea sexual o de
alcohol o cigarrillo-drogas o cualquier defecto. Esto no sirve de nada porque
lo que se gana es la represión que lo obliga a irrumpir por otro lado. Lo único
es cambiar la atención y salir de allí en la forma siguiente: «YO SOY la Presencia que cambia esto y lo
cambia ahora, porque la Acción de Dios es siempre instantánea».
En
toda condición errónea lo primero es invocar la Ley del Perdón y la Llama
Violeta transmutadora. Acuérdate que al poner en movimiento o energizar algo,
instantáneamente actúa. Cuando se usa el «YO SOY» se pone en movimiento el
Poder de Dios y actúa.
Tal
vez uno de los estados más lamentables en que tiene que vivir el ser humano es
el llamado «derecho legal» de mantener atado a otro ser a la actividad sexual,
cuando éste ya quiere libertarse y salir de abajo. Pues aún en la ignorancia
de la mente exterior hay naturalezas que tienen un poderoso desarrollo de la
actividad amor. El Amor Puro nunca actúa más abajo del corazón. El Amor
Verdadero jamás requiere contacto sexual de ninguna clase. La Gran Ascendida
Hueste de Luz está siempre con aquellos que desean actuar con justeza. Envíales
tus pensamientos y recibirás su ayuda.
Tú posees un poder invulnerable e invencible si eres de los
que conocen y practican la Presencia «YO
SOY».
La Ley del Perdón es la puerta abierta para llegar al Corazón
de Dios. Es la nota tonal, el eje del Universo.
Aquí están los puntos más profundos de esta plática. No los
uses para enseñar a principiantes, pues no lo entenderán.
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