29/10/2012
Primera Lectura
Efesios 4, 32-5, 8
Lectio
Hermanos: Sean buenos y comprensivos, y perdónense unos a
otros, como Dios los perdonó, por medio de Cristo.
Imiten, pues, a Dios como hijos queridos. Vivan amando como
Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y víctima de
fragancia agradable a Dios.
Que entre ustedes, como conviene a verdaderos cristianos, no
se hable de fornicación, inmoralidad o codicia; ni siquiera de indecencias, ni
de conversaciones tontas o chistes groseros, pues son cosas que no están bien.
En lugar de eso, den gracias a Dios. Tengan bien entendido que ningún
lujurioso, inmoral o codicioso, que es lo mismo que decir idólatra, participará
en el Reino de Cristo y de Dios.
Que nadie los engañe con vanas razones, pues todas estas
cosas atraen la ira de Dios sobre los rebeldes. Así pues, no se hagan cómplices
de ellos. Porque en otro tiempo ustedes fueron tinieblas, pero ahora, unidos al
Señor, son luz. Vivan, por tanto, como hijos de la luz.
Meditatio
San Pablo no podía ser más claro en este pasaje: hay cosas
que no son propias de los cristianos y de las cuales NI POR ERROR NI POR
DESCUIDO se pueden permitir.
Entre ellas está la vida sexual del cristiano, la cual debe
estar centrada en el amor, en la entrega y no en el egoísmo que sabemos que
termina siempre por destruir nuestra vida y la de aquellos que viven cerca de
nosotros. No nos dejemos engañar con falsos razonamientos filosóficos o
psicológicos promovidos por quienes no conocen a Cristo: "la relación
sexual fuera del matrimonio destruye y envenena la vida del amor". El sexo
es un regalo de Dios para el hombre, y como todas las cosas que él nos ha dado,
debe ser usado de acuerdo a su plan perfecto. Por ello la relación íntima de la
pareja, y todo lo que forma parte de esta intimidad de los esposos, está reservada
para aquellos que han hecho un compromiso delante de Dios de amarse y
respetarse toda la vida. De manera que la postura del cristiano delante de los
temas sexuales, en medio del relajamiento moral que nos circunda, es totalmente
distinta a la de los no creyentes. Los chistes y las conversaciones obscenas,
así como las películas y las revistas pornográficas pertenecen a la vida de los
que aún no conocen a Cristo.
Quizás tú en otro tiempo, también fuiste tinieblas, pero
ahora vives en Cristo quien te ha llamado para que vivas en la luz y en su
amor. Vive, pues, como hijo de la luz.
Oratio
Señor, dame pureza de pensamiento y palabra. Ayúdame a
alejar de mí la obsenidad, el doble sentido y las imágenes y charlas que
inducen a una manera de entender la sexualidad diferente a como tú la pensaste.
Operatio
A partir de hoy seré sumamente cuidadoso en la manera en que
hablo, las bromas y chistes en que participo, así como las imágenes que dejo
que entren a mi cabeza. Me alejaré de esa conducta y haré el acuerdo de dejarlo
definitivamente.
El Evangelio de hoy
Lucas 13, 10-17
Un sábado, estaba Jesús enseñando en una sinagoga. Había ahí
una mujer que llevaba dieciocho años enferma por causa de un espíritu malo.
Estaba encorvada y no podía enderezarse. Al verla, Jesús la llamó y le dijo:
"Mujer, quedas libre de tu enfermedad". Le impuso las manos y, al
instante, la mujer se enderezó y empezó a alabar a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiera
hecho una curación en sábado, le dijo a la gente: "Hay seis días de la
semana en que se puede trabajar; vengan, pues, durante esos días a que los
curen y no el sábado".
Entonces el Señor dijo: "¡Hipócritas! ¿Acaso no desata
cada uno de ustedes su buey o su burro del pesebre para llevarlo a abrevar,
aunque sea sábado? Y a esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo atada
durante dieciocho años, ¿no era bueno desatarla de esa atadura, aun en día de
sábado?"
Cuando Jesús dijo esto, sus enemigos quedaron en vergüenza;
en cambio, la gente se alegraba de todas las maravillas que él hacía.
Reflexión
Siempre me he preguntado ¿la caridad tiene un tiempo para
realizarse? Más bien me parece, como nos lo muestra Jesús, que todo momento y
toda circunstancia es apropiada para hacer la caridad. Pensemos ¿cuántas
oportunidades tenemos diariamente de hacer la caridad, de hacer un favor y
preferimos nuestra comodidad, la cual disfrazamos con "no es el
lugar" o "no tengo tiempo"?
Dejemos que la caridad se convierta, más que un lugar o
tiempo, en un estilo de vida.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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