name='keywords'

jueves, 7 de febrero de 2013

LECTURA Y EVANGELIO DEL 7 DE FEBRERO 2013



07/02/13

Primera Lectura
Hebreos 12, 18-19. 21-24

Lectio
Hermanos: Cuando ustedes se acercaron a Dios, no encontraron nada material, como en el Sinaí: ni fuego ardiente, ni oscuridad, ni tinieblas, ni huracán, ni estruendo de trompetas, ni palabras pronunciadas por aquella voz que los israelitas no querían volver a oír nunca.

En efecto, tan terrible era aquel espectáculo, que el mismo Moisés exclamó: ¡Estoy aterrorizado y tiemblo! Ustedes, en cambio, se han acercado a Sión, el monte y la ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a la reunión festiva de miles y miles de ángeles, a la asamblea de los primogénitos, cuyos nombres están escritos en el cielo. Se han acercado a Dios, que es el juez de todos los hombres, y a los espíritus de los justos que alcanzaron la perfección. Se han acercado a Jesús, el mediador de la nueva alianza, cuya sangre derramada es más elocuente que la de Abel.

Meditatio
Por desgracia, muchos de nuestros hermanos tienen la idea de un Dios al cual hay que temerle. Es frecuente escuchar expresiones como: "No hagas eso pues Dios te va a castigar", o: "Ya ves, eso te pasó porque Dios te castigó". Esto hace ver las enfermedades, y las situaciones dolorosas como un castigo de Dios, lo cual es totalmente falso.

Se nos ha olvidado que el Dios revelado por Cristo es un Padre lleno de amor, que tanto nos ha amado que envió a su propio Hijo a morir por nosotros a fin de lograr que nuestra vida pueda llegar a la plenitud.

Nuestro Dios es un Dios que está pronto para perdonar y que es lento para castigar. El autor de la Carta nos lo recuerda, al decirnos que nos hemos acercado a Cristo, el consumador de nuestra paz y que ha restablecido la armonía entre Dios y nosotros, que nuestro Dios ya no es llamado "El Sabaot" o "El Shadai", sino que es y debe ser llamado: Papá. Acércate con confianza a Dios, y deja que Él te muestre la riqueza de su amor.

Oratio
Padre lleno de amor, que nos manifiestas tu compasión en la donación de tu amado Hijo Jesucristo para que él sea quien nos guíe hasta ti para ser merecedores del cielo y poder gozar eternamente de tu bondad, danos tu Espíritu Santo para que él nos dé la luz que nos muestre como podemos agradarte en cada una de nuestra acciones de cada día. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Operatio

Hoy comunicaré a quienes convive conmigo la gran misericordia con que Dios me ha tratado a lo largo de mi vida.

El Evangelio de hoy
Marcos 6, 7-13

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos. Les mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón, sandalias y una sola túnica.

Y les dijo: "Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que se vayan de ese lugar. Si en alguna parte no los reciben ni los escuchan, al abandonar ese lugar, sacúdanse el polvo de los pies, como una advertencia para ellos".

Los discípulos se fueron a predicar el arrepentimiento. Expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban.

Reflexión
El pasaje evangélico de hoy nos invita a reflexionar en nuestra participación a la extensión del Reino y en cómo ésta, en sí misma, trae la recompensa y el bienestar para aquellos que la realizan.

Es triste ver que hoy en día pocos hermanos dedican algo de su tiempo para la evangelización y por ello la vida evangélica no se desarrolla en nuestras comunidades.

Podríamos pensar que no tenemos los recursos necesarios para hacerlo, sin embargo hoy Jesús, al invitar a sus discípulos a que no llevaran nada para el camino, nos hace ver que Dios mismo proveerá, no solo las necesidades materiales de los evangelizadores, sino incluso de todo aquello que hiciera falta para que el anuncio llegue a tocar los corazones. Lo único que requiere es nuestra disposición y generosidad con nuestro tiempo.

Escucha hoy con atención el llamado y el envío que Dios te hace a tí personalmente a participar en la conversión de tu casa, de tu oficina, de tu barrio, de tu propio ambiente. Trata y verás que no es difícil hablar del amor y la misericordia de Dios.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro

No hay comentarios:

Publicar un comentario