8/09/2012
El Evangelio de hoy
Mateo 1, 18-23
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María,
su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella,
por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era
hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo
en sueños: "José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María,
tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un
hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus
pecados".
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho
el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a
luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir
Dios-con-nosotros.
Reflexión
Este pasaje de la historia de José y María nos presenta el
desarrollo final de un proyecto maravilloso pensado por Dios, después del
pecado de nuestros primeros padres. Dios no estaba dispuesto a dejar que su
proyecto de amor para el hombre se arruinara por culpa del pecado y del intruso
que había llevado a la muerte a sus creaturas. Así que fue desarrollando un
maravilloso plan que entra en su última etapa con el nacimiento de nuestra Madre
Santísima, la purísima Virgen María. Su nacimiento marca el momento en que
dicho proyecto inicia su fase de desarrollo. Qué lejos estaban los padres de
nuestra Madre santísima de conocer los divinos planes que Dios tenía para su
hija, la cual llegaría a ser la madre del Emmanuel, como nos lo indica nuestro
texto evangélico. Este proyecto de salvación aun no termina y cada uno de
nosotros tiene una participación mucho muy especial, por lo que desde el
momento de nuestro nacimiento, Dios puso en nosotros, como en María, todos los
dones que necesitaríamos par cumplir este plan. Nuestro nacimiento pone en
marcha esa parte del plan, en el cual no pueden faltar, a pesar de que en su
realización tengamos, momentos de sufrimiento y dificultad. No te asustes ni te
angusties en estos momentos difíciles, ya que si para superarlos Dios
necesitara enviarte un ángel, no dudes que lo hará. Eres parte de un proyecto y
Dios no te dejará solo, como lo hizo con María, solo déjate conducir como ella
por el Espíritu Santo.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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