20/02/13
Primera Lectura
Jonás 3, 1-10
Lectio
En aquellos días, el Señor volvió a hablar a Jonás y le
dijo: "Levántate y vete a Nínive, la gran capital, para anunciar ahí el
mensaje que te voy a indicar".
Se levantó Jonás y se fue a Nínive, como le había mandado el
Señor. Nínive era una ciudad enorme: hacían falta tres días para recorrerla.
Jonás caminó por la ciudad durante un día, pregonando: "Dentro de cuarenta
días Nínive será destruida".
Los ninivitas creyeron en Dios, ordenaron un ayuno y se
vistieron de sayal, grandes y pequeños. Llegó la noticia al rey de Nínive, que
se levantó del trono, se quitó el manto, se vistió de sayal, se sentó sobre
ceniza y en nombre suyo y de sus ministros, mandó proclamar en Nínive el
siguiente decreto: "Que hombres y animales, vacas y ovejas, no prueben
bocado, que no pasten ni beban; que todos se vistan de sayal e invoquen con
fervor a Dios y que cada uno se arrepienta de su mala vida y deje de cometer
injusticias. Quizá Dios se arrepienta y nos perdone, aplaque el incendio de su
ira y así no moriremos".
Cuando Dios vio sus obras y cómo se convertían de su mala
vida, cambió de parecer y no les mandó el castigo que había determinado
imponerles.
Meditatio
Con este pasaje la escritura nos muestra, a través de la
actitud del Rey de Nínive, lo que significa e implica el convertirse de
corazón. Al leer el pasaje vemos cómo lo primero que hace el rey es,
"levantarse de su trono y sentarse sobre cenizas". Con este signo
reconoce que él no es Dios, y que su vida (y en este caso, incluso su reino)
debe ser dirigida por el único Rey: Dios mismo.
Esta actitud del rey debe servirnos de ejemplo y dejar que
Dios se siente en el trono de nuestro corazón. Esto implica reconocer que SU
PALABRA es la única que debe regir nuestra vida, lo cual no podrá ser realidad
si no tenemos contacto con la Sagrada Escritura. Esto nos lleva a que un
principio de conversión es tomar primero la decisión de seguir la palabra de
Dios, y tenerla como el valor central de nuestra vida, y enseguida tomar la
decisión de leer y meditar TODOS los días esta Palabra, con el ánimo de
obedecerla y hacerla vida. ¿Qué te parecería intentarlo?
Oratio
Señor, concédeme tu luz para saber escucharte y para saber
poner en práctica tu voluntad, anunciando, como Jonás, el arrepentimiento de
nuestras faltas. Y ayúdanos a saber responder a tu mandato con humildad,
reconociéndonos pecadores y necesitados de tu misericordia, sabiendo que por tu
AMOR siempre perdonas al que se arrepiente de corazón.
Operatio
Hoy me acercaré con aquella persona que he ofendido y le
pediré perdón de corazón, dejando que el Espíritu de Dios sea quien ilumine mis
pasos al actuar con amor.
El Evangelio de hoy
Lucas 11, 29-32
En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y
éste comenzó a decirles: "La gente de este tiempo es una gente perversa.
Pide una señal, pero no se le dará más señal que la de Jonás. Pues así como
Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del
hombre para la gente de este tiempo.
Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina
del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde
los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí
hay uno que es más que Salomón.
Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de
Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se
convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que
Jonás".
Reflexión
La gente seguía a Jesús fascinada por sus milagros y
pidiendo una señal que les comprobara que era VERDADERAMENTE el Mesías. Hoy en
día, todavía hay mucha gente que continúa buscando los milagros del Señor en
lugar de buscar al Señor de los milagros. Día con día, Dios nos da signos de su
presencia, de su amor, y nos invita a vivir en él, a confiar en él, a tenerlo
verdaderamente como nuestro Dios y Señor. Basta abrir bien nuestros ojos, sobre
todo los del corazón, y nos daremos cuenta que habita entre nosotros, que nos
protege en nuestras dificultades, que ni un momento estamos solos. Los que no
lo ven o no lo sienten cercano, generalmente es porque no oran.
Si tú no quieres ser de los que se pasan la vida pidiendo a
Dios "una señal"; ora, y como resultado: verás, oirás y amarás.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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