18/02/2013
Primera Lectura
Levítico 19, 1-2. 11-18
Lectio
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: "Habla a la
asamblea de los hijos de Israel y diles: ‘Sean santos, porque yo, el Señor, soy
santo. No hurtarán. No mentirán ni engañarán a su prójimo. No jurarán en falso
por mi nombre; eso sería profanar el nombre de su Dios. Yo soy el Señor.
No oprimas ni explotes a tu prójimo. No retengas hasta el
día siguiente el salario del que trabaja para ti. No maldigas al sordo, ni
pongas tropiezos ante el ciego. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor.
No seas injusto en la sentencia, ni por favorecer al pobre
ni por respeto al poderoso. Juzga con justicia a tu prójimo. No andes
calumniando a los tuyos ni des testimonio contra la vida de tu prójimo. Yo soy
el Señor.
No odies a tu hermano ni en lo secreto de tu corazón. Trata
de corregirlo, para que no cargues tú con su pecado. No te vengues ni guardes
rencor a los hijos de tu pueblo. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el
Señor‘".
Meditatio
Podríamos decir que toda la ley y todos los preceptos que
Dios ha dado a su pueblo tienen como único fin conducirlos a la santidad, de
manera que la observancia de éstos manifiesta el estado de santidad que Dios
quiere de cada uno de nosotros.
En esta primera semana de Cuaresma, la liturgia nos invita a
preparar y a trabajar sobre un proyecto de vida que nos vaya conduciendo a la
santidad o que logre que ésta continúe desarrollándose en nosotros. Es por ello
que en esta lectura se nos propone lo que está o debe estar a la base de toda
vida santa, y que es el cumplimiento de la Ley de Dios. No podemos aspirar a
cosas mayores cuando lo mínimo, lo básico, no estamos siendo capaces de
cumplir.
Es, pues, necesario que, antes de realizar cualquier
proyecto, veamos en dónde estamos con respecto a los mandamientos. ¿Los estamos
cumpliendo? Y este cumplimiento, ¿es hecho por amor? Pensemos, pues, cuáles
serían las primeras acciones concretas que tendríamos que hacer para que el o
los mandamientos que no estamos observando puedan ser vividos en la alegría de
Dios.
Recuerda que la Cuaresma es un tiempo de trabajo espiritual
que nos ha de llevar a vivir de una manera más plena la vida evangélica.
Oratio
Señor, reconozco que tú eres Santo y que no hay nadie como
Tú; por eso, y en virtud de tu santidad, te pido: ¡Hazme santo, Señor! Dame tu
gracia para que todas mis emociones, pensamientos y acciones estén llenos de la
pureza con la que me creaste y para la cual me buscas y me guías. Dios mío, me
abro a tu acción y me comprometo a cuidar mi persona de todo aquello que no te
honra como Señor de Señores. Amén
Operatio
En este día pondré mayor vigilancia a mis pensamientos,
emociones y acciones para detectar y erradicar aquellas que no expresan el
Señorío de Jesús en mi vida.
El Evangelio de hoy
Mateo 25, 31-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando
venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus
ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él
todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el
pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los
cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, benditos
de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación
del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron
de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo
y me visitaron, encarcelado y fueron a verme‘. Los justos le contestarán
entonces: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y
te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y
te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?‘ Y el
Rey les dirá: ‘Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante
de mis hermanos, conmigo lo hicieron‘.
Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apártense de
mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles;
porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de
beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron,
enfermo y encarcelado y no me visitaron‘.
Entonces ellos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te
asistimos?‘ Y él les replicará: ‘Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con
uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo‘. Entonces
irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna".
Reflexión
La liturgia nos propone este texto, donde nos enseña que la
vida cristiana está cimentada en la caridad, y nos invita a que trabajemos en
esta área tan importante de nuestra vida, ya que nuestro juicio finalmente será
en base a la caridad. Y esto no significa que las prácticas religiosas o
nuestro conocimiento bíblico o teológico no sean importantes, por supuesto que
lo son, pues deben ser un medio para que crezca en nosotros la fe y con ello la
caridad.
Empecemos por cosas simples, por ejemplo, visitar a los
miembros de nuestra propia familia. ¿Hace cuánto que no visitas a tus abuelos,
tíos, etc., que están enfermos o necesitados? ¿Qué calidad de visita es la que
practicas con ellos: la clásica visita de doctor? Si no somos capaces de vivir
lo más sencillo, atendiendo a nuestra propia familia, qué difícil será que lo
hagamos por los demás. No olvidemos que en esto se está decidiendo nuestra
felicidad.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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