6/12/2012
Primera Lectura
Isaías 26, 1-6
Lectio
Aquel día se cantará este canto en el país de Judá:
"Tenemos una ciudad fuerte;
ha puesto el Señor, para salvarla,
murallas y baluartes.
Abran las puertas para que entre el pueblo justo,
el que se mantiene fiel,
el de ánimo firme para conservar la paz,
porque en ti confió.
Confíen siempre en el Señor,
porque el Señor es nuestra fortaleza para siempre;
porque él doblegó a los que habitaban en la altura;
a la ciudad excelsa la humilló,
la humilló hasta el suelo,
la arrojó hasta el polvo
donde la pisan los pies,
los pies de los humildes,
los pasos de los pobres".
Meditatio
Esta lectura nos presenta las características del pueblo que
ha de participar de la alegría del Reino. Debe ser: fiel, de ánimo firme para
conservar la paz, y con una infinita confianza en Dios. Si esto se esperaba del
pueblo del Antiguo Testamento, ¿cuánto más no será para la Iglesia que ha sido
revestida con el poder del Espíritu Santo? De esta manera el Adviento se nos
presenta como una oportunidad en nuestro diario caminar para revisar si estos
valores están presentes en nuestra vida.
Pensemos si vivimos la fidelidad principalmente a nuestros
compromisos bautismales y si éstos se proyectan en una vida de fidelidad a los
que debiéramos amar; revisemos si en medio de este mundo turbulento somos
capaces de conservar la paz, y si estamos siendo un instrumento para que esta
paz se desarrolle en nuestros ambientes, de manera principal en nuestras
familias; y si todo esto nos ha llevado a tener una confianza tal en Jesús, que
aunque él retrasara su llegada, nosotros la esperamos y la continuamos
preparando con la seguridad de que su llegada será un momento glorioso para
todos lo que hemos buscado vivir de acuerdo a su Evangelio.
Haz de este adviento un verdadero camino hacia el encuentro
con el amor de Dios.
Oratio
Dirige, Señor, mis pasos, que me lleven hasta ti, tú eres mi
baluarte, escudo y fortaleza; ayúdame a permanecer fiel a ti, a tener un ánimo
firme para mantener la paz; humilla mi soberbia, pero mi pobreza tórnala en
abundancia y mi humildad en gloria delante tuyo.
Operatio
Hoy evaluaré si realmente soy consciente a cada instante de
que Dios es mi única fortaleza y le diré constantemente: "Tú eres mi
fortaleza, Señor".
El Evangelio de hoy
Mateo 7, 21. 24-27
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No todo
el que me diga ‘¡Señor, Señor!‘, entrará en el Reino de los cielos, sino el que
cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica,
se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia,
bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa;
pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en
práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena.
Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra
aquella casa y la arrasaron completamente".
Reflexión
El Reino de los cielos se construye obedeciendo la Palabra
de Dios. ¿De qué nos sirve que Jesús nos haya dejado su Palabra si no la
conocemos o si aún conociéndola no estamos interesados en obedecerla?
Ciertamente no toda la Palabra de Dios es fácil de vivir, sin embargo, aun ésta
es necesaria si verdaderamente queremos que el Reino de los cielos se haga una
realidad en nuestras vidas.
El tiempo de Adviento nos invita, no sólo a profundizar en
la Palabra, sino a buscar la forma de que ésta se haga una realidad en nuestra
vida. No nos permitamos construir sobre la arena. Esfuérzate hoy por poner en
práctica algo de la Palabra de Dios, la casa se construye de ladrillo en
ladrillo.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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