30/10/2012
Primera Lectura
Efesios 5,21-33
Lectio
Hermanos: Respétense unos a otros, por reverencia a Cristo:
que las mujeres respeten a sus maridos, como si se tratara del Señor, porque el
marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia,
que es su cuerpo. Por tanto, así como la Iglesia es dócil a Cristo, así también
las mujeres sean dóciles a sus maridos en todo.
Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a su Iglesia y
se entregó por ella para santificarla, purificándola con el agua y la palabra,
pues él quería presentársela a sí mismo toda resplandeciente, sin mancha ni
arruga ni cosa semejante, sino santa e inmaculada.
Así los maridos deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos
que son. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie jamás ha odiado a
su propio cuerpo, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la
Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo.
Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se
unirá a su mujer y serán los dos una sola cosa. Este es un gran misterio, y yo
lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
En una palabra, que cada uno de ustedes ame a su mujer como
a sí mismo, y que la mujer respete a su marido.
Meditatio
Entre las tantas corrientes filosóficas y doctrinales que
buscan distorsionar el mensaje de Cristo está aquella que pretende que el
hombre y la mujer sean iguales.
Por ello San Pablo, y de manera especial en esta carta lo
mismo que en 1Cor 7, es juzgado erróneamente. Ciertamente ni el hombre ni la mujer
es mayor o inferior, han sido creados ambos "a imagen de Dios"; son,
de acuerdo al Génesis, un solo hombre en dos sexos. Por ello nos hizo
completamente distintos a fin de que pudiéramos ser
"COMPLEMENTARIOS". Lo que tiene uno le falta al otro y así, en
"la donación" mutua del uno al otro, se alcanza la perfección.
Este pasaje es muy ilustrativo, pues junto con el de 1Cor 7,
nos da indicaciones de cuáles son las funciones básicas en la convivencia
matrimonial. A la mujer se le pide que como muestra de su amor
"respete" al marido, que aprenda a confiar en él... Sin embargo al
marido se le pide que como muestra de su amor: SE ENTREGUE a sí mismo, incluso
hasta dar la vida por la esposa (como lo dice en 1Cor 7) a fin de hacerla
SANTA.
Por ello es que el matrimonio cristiano, vivido de acuerdo a
la palabra de Dios, es el espacio ideal para alcanzar la felicidad perfecta.
Busquemos que nuestros matrimonios se adecuen a este proyecto de Dios para el
hombre y la mujer.
Oratio
Dios de bondad, tú que creaste al hombre y a la mujer a
imagen y semejanza tuya para que fueran signo de tu presencia en el mundo, haz
que los seres humanos llevemos a todos nuestros hermanos la bondad y el amor
que te caracterizan para que también en nuestro obrar llevemos tu presencia a
todos aquellos con quienes convivimos a diario.
Operatio
El día de hoy seré signo de la presencia de Dios en el
mundo, llevando consuelo al que sufre, comida al hambriento, bebida al sediento
y solidaridad al que lo necesite.
El Evangelio de hoy
Lucas 13, 18-21
En aquel tiempo, Jesús dijo: "¿A qué se parece el Reino
de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a la semilla de mostaza que un
hombre sembró en su huerta; creció y se convirtió en un arbusto grande y los
pájaros anidaron en sus ramas".
Y dijo de nuevo: "¿Con qué podré comparar al Reino de
Dios? Con la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina y que
hace fermentar toda la masa".
Reflexión
Este pasaje nos llena de esperanza, pues nos instruye sobre
una realidad muy importante del Reino, y es el hecho de que éste se realiza de
manera, podríamos decir, oculta, pero que con el tiempo llega a ser "como
un gran árbol". A veces nos podría dar la impresión de que nada ha
cambiado en nuestra vida o en nuestros ambientes; que todo nuestro trabajo
apostólico y nuestro esfuerzo por instaurar "el Reino de Dios" ha
sido en vano. Tantos años de evangelización y aún el pecado reina en tantos
lugares, esto sería como para desanimar a cualquiera. Sin embargo, si miramos
atentamente, nos daremos cuenta que "la levadura" está haciendo su
efecto, y que la masa, aunque despacio, se va fermentando. Lo importante para
que se fermente la masa es que tenga levadura; si la levadura está presente,
tarde o temprano TODA la masa terminará por fermentar. De manera que no nos
desanimemos, Dios nos pide ser "levadura", llevar a todos nuestros
ambientes el "buen aroma del Evangelio"; de lo demás, él mismo se
encargará a su debido tiempo.
Si tu vida y tu testimonio son acordes con el Evangelio,
tarde o temprano el Reino será una realidad visible como el árbol de mostaza.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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