15/03/2012
Primera Lectura
Jeremías 7, 23-28
Lectio
Esto dice el Señor: "Esta es la orden que di a mi
pueblo: Escuchen mi voz, y yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo; caminen
siempre por el camino que yo les mostraré, para que les vaya bien".
Pero ellos no escucharon ni prestaron oído. Caminaron según
sus ideas, según la maldad de su corazón obstinado, y en vez de darme la cara,
me dieron la espalda, desde que sus padres salieron del país de Egipto hasta
hoy.
Yo les envié a mis siervos, los profetas, un día y otro día;
pero ellos no los escucharon ni les prestaron oído. Endurecieron su cabeza y
fueron peores que sus padres. Tú les dirás, pues, todas estas palabras, pero no
te escucharán; los llamarás y no te responderán. Entonces les dirás: ‘Este es
el pueblo que no escuchó la voz del Señor, su Dios, ni aceptó la corrección. Ya
no existe fidelidad en Israel; ha desaparecido de su misma boca‘ ".
Meditatio
El reproche y lamentación de Dios no sólo fue para el pueblo
de Israel, sino para todos aquellos que todavía hoy continúan cerrando su
corazón a su amor y a sus enseñanzas. Dios continúa mostrándonos su amor e
invitándonos a vivir en comunión con Él, a tenerlo verdaderamente como Dios, y
no como un ídolo inerte. Lo hace y ha hecho a través de los sacerdotes, de
nuestros padres, de muchos de nuestros amigos. Pensemos por un momento, ¿cuál
ha sido nuestra respuesta a este amor ilimitado e infatigable de Dios por
nosotros?
Aprovecha este tiempo para volverte al Señor, para responder
con más generosidad a sus mandamientos, para crecer en el amor a tus hermanos,
para ser más de él.
Oratio
Cuántas veces, Señor, me has buscado y cuántas veces yo he
hecho oídos sordos a tu llamado. Perdóname, Dios mío, por tanta dureza de mi
parte, perdona mi ignorancia y necedad al no escuchar tus invitaciones a la
vida bienaventurada que me ofreces.
Sin embargo, Señor, hoy me rindo ante ti para decirte que
escucharé tu voz cada día en tu Palabra, y andaré según el camino que a través
de ella me indiques para que en todo me vaya bien.
Operatio
Hoy Señor, renuncio a caminar según mi propio modo de
pensar, y renuncio a la obstinación de mi corazón, y en vez de ello, Señor, te
pido que me des tu corazón.El día de hoy tendré un tiempo a solas con Dios,
para expresarle todo lo que he perdido por vivir fuera de él y durante ese
tiempo haré un compromiso de corazón con él para serle fiel de hoy en delante.
El Evangelio de hoy
Lucas 11, 14-23
En aquel tiempo, Jesús expulsó a un demonio, que era mudo.
Apenas salió el demonio, habló el mudo y la multitud quedó maravillada. Pero
algunos decían: "Éste expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el
príncipe de los demonios". Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una
señal milagrosa.
Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo:
"Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa
por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su
reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Satanás.
Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso,
ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios por el poder de
Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus
bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le
quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está
conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama".
Reflexión
La manifestación definitiva de la victoria del Reino y de
Jesús es el hecho de que el demonio no tiene ya poder sobre el mundo y la
humanidad. Sin embargo, esto no ocurrirá totalmente sino hasta el final de los
tiempos, cuando, como dice San Pablo, todo incluyendo la muerte, será puesto
bajo los pies de Jesús. Mientras tanto, nos acogemos al poder salvífico de
Jesús que obra en la medida que "estamos con él", en la medida en que
nos sentimos necesitados. Sabemos que de manera ordinaria el demonio sólo opera
en el ámbito de la tentación. Jesús es quien tiene el poder para ayudarnos a
vencer nuestras tentaciones, por eso el tiempo de la cuaresma es un tiempo
privilegiado para crecer en nuestra relación con Dios mediante la oración. En
la medida en que "estamos" más con Jesús, el demonio tiene menos
oportunidad de destruirnos.
Aprovechemos nuestra cuaresma incrementando el tiempo que
dedicamos a nuestra oración personal.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
No hay comentarios:
Publicar un comentario