14/03/2012
Primera Lectura
Deuteronomio 4, 1. 5-9
Lectio
En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo:
"Ahora, Israel, escucha los mandatos y preceptos que te enseño, para que
los pongan en práctica y puedan así vivir y entrar a tomar posesión de la
tierra que el Señor, Dios de sus padres, les va a dar.
Yo les enseño mandatos y preceptos, como me ordena el Señor,
mi Dios, para que se ajusten a ellos en la tierra en que van a entrar y que van
a tomar en posesión. Guárdenlos y cúmplanlos, porque ellos son su sabiduría y
su prudencia a los ojos de los pueblos. Cuando tengan noticia de todos estos
preceptos, se dirán: ‘En verdad es pueblo sabio y prudente esta gran nación‘.
Porque, ¿cuál otra nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos como lo
está nuestro Dios, siempre que lo invocamos? ¿Cuál es la gran nación cuyos
mandatos y preceptos sean tan justos como toda esta ley que ahora les doy?
Pero ten cuidado y atiende bien: No vayas a olvidarte de
estos hechos que tus ojos han visto, ni dejes que se aparten de tu corazón en
todos los días de tu vida; al contrario, transmíteselos a tus hijos y a los
hijos de tus hijos".
Meditatio
Si nos preguntásemos por qué vivimos en un mundo tan
corrupto, lleno de injusticia, infidelidad, violencia, etc., quizás la
respuesta sería: porque nos hemos olvidado de transmitir a nuestros hijos la
verdad y la fe. Es triste que muchos de nosotros, la única instrucción que
hemos tenido sobre la fe ha sido la catequesis apresurada para hacer la Primera
Comunión. En muchas de nuestras casas nunca se habla de Dios, de sus
mandamientos, de los valores y fundamentos del Evangelio. El autor del
Deuteronomio ya le advertía al pueblo de Israel: "No olvides ni dejes que
se aparten de tu corazón estos mandamientos... sino transmítelos a tus
hijos". Cuando el hombre se aleja de Dios y de sus mandamientos, todo se
convierte en relativismo.
Démonos tiempo para compartir en nuestra casa la oración y
la fe.
Oratio
Gracias, Señor, por tu Palabra, gracias porque tengo la oportunidad
de escucharte a través de ella y recibir tu instrucción, mandatos, consejos y
conocer tu voz. Te pido perdón porque no me acerco a ella el tiempo que
debería, porque aunque a veces la oigo, muchas veces no la escucho ni pongo en
práctica lo que me dices en ella. Especialmente te pido perdón porque no la
transmito adecuadamente a mi familia, porque sea por mis palabras o testimonio
no he sido lo suficientemente eficaz para despertar en ellos el interés por
buscarte y vivir en ti. Dame tu gracia, pon tus palabras en mi boca y que la
unción de tu Espíritu me acompañe, para que así todos los de mi casa puedan
experimentar el maravilloso amor que tienes por nosotros.
Operatio
En este día buscaré la oportunidad y compartiré de una
manera agradable algo bueno de lo que la Palabra de Dios me deja día con día.
El Evangelio de hoy
Mateo 5, 17-19
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No crean
que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a
darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que
deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley.
Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos
menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos;
pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los
cielos".
Reflexión
Con estas palabras nos enseña Jesús dos cosas: Primero, que
el Antiguo Testamento forma parte AUTÉNTICA de la revelación de Dios; y,
segundo, que no hay mandamientos pequeños o enseñanzas banales en la Escritura.
Cierto que el Antiguo Testamento, por haber sido escrito en un tiempo y cultura
lejanos a nosotros, no siempre es fácil de entender. Sin embargo, esto no
quiere decir que no debemos buscar también en él la voluntad de Dios. Por otro
lado, es cierto también que no todo lo que entendemos, incluso del Nuevo
Testamento, es fácil de cumplir. Requiere ante todo la firme convicción de que
esto es lo que Dios quiere, y que como tal, debemos de respetarlo y actuar como
él nos lo propone. Es importante tenerlo en mente pues, en esta confusión moral
e incluso teológica, no faltan las opiniones sobre algunos aspectos de la
Escritura, que no se toman en cuenta y son causa de dolor y de malestar para
nosotros mismos y para la sociedad.
Estemos siempre atentos, tengamos como fuente de sabiduría
la Palabra de Dios, y como fuente de conocimiento el "Magisterio Ordinario
de la Iglesia".
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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