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martes, 20 de septiembre de 2011

QUIÉN FUE EL MAESTRO SAINT GERMAIN (RE-ENCARNACIONES DEL ADEPTO ENTRE LOS AÑOS 303 Y 1561)


QUIÉN FUE EL MAESTRO SAINT GERMAIN


RE-ENCARNACIONES DEL ADEPTO ENTRE LOS AÑOS 303 Y 1561


1. Saint Albans, Primer Mártir Inglés. Se ignora el nacimiento. Murió en 303.
2. Proclus, Neo-Platonista, nació en 410, murió en 485.
3. Robertus el Monje, indeciso, entre los años 1156... 1211.
4. Roger Bacon, el Monje Médico, nació en 1214, murió en 1294.
5. Christian Rosenkreutz, Fundador de la Orden Rosa Cruz, nació en 1378, murió en 1484.
6. Francis Bacon, Político, Filósofo, Escritor Inglés, nació en 1561, última encarnación antes de aparecer como el Príncipe Racokzi; al parecer no murió. Se dice que su tumba está vacía.


ACLARATORIA


Al Maestro no se le conoce ninguna encarnación en cuerpo femenino. Al parecer, jamás fue casado en ninguna vida terrena.


A pesar de que el Obispo C. W. Leadbeater, de la Sociedad Teosófica, en su libro “Los Maestros y el Sendero”, cuenta entre sus encarnaciones del Maestro Saint Germain, a Hunyadi Janos, Defensor de Hungría, esta autora se ha permitido excluirlo de este recuento, no obstante haberlo incluido en su libro “El Maravilloso Número 7”, porque los detalles del nacimiento y muerte no presentan posibilidad de que sea verídico el alegato. O sea que Hunyadi Janos, dice la Historia de Hungría, nació en el año 1386, ¡Ocho años después de hacer nacido Chirstian Rosenkreutz! Janos murió en 1459, 25 años antes de la muerte de Christian Rosenkreutz. Ante este visible disparate la autora se exime de incurrir en él hasta que otras fuentes los corrijan.


PREFACIO


Orfeo de Tracia, poeta y cantor, parece haber sido el originador del Gran Sistema Filosófico del Occidente. El nombre “Orfeo” viene de una palabra griega que significa “Oscuro”. Aún no se sabe si Orfeo fue un oriental de piel morena que instituyó la enseñanza órfica, o si al “orfismo” se le llamaba así por ser un culto que practicaba orgías y ritos a un dios “oscuro”. Tampoco se sabe si esa oscuridad se refería a que los ritos se efectuaban a puertas cerradas, o porque el dios, tal vez, sería negro. Lo cierto es que la ideología órfica sirvió de base a los más nobles sistemas de teología, en los cuales se destacaron Pitágoras y Platón.


En Grecia el orfismo era abierto, ya que consistía en una religión y un culto a la Historia Divina de una multiplicidad de dioses, la cual con el tiempo llegó a ser denominada “mitología griega”. La generalidad rendía tributo a los Dioses, simplemente. Los auténticos órficos alegaban que cada una de sus divinidades simbolizaba, o un Principio Divino, o una Ley Inmutable, o una Facultad de la Mente Universal, o sea que es la pura y avanzada comprensión de los Rayos, Las Llamas, La Hueste Angélica, la Jerarquía Blanca y los Seres Cósmicos, tal como los conocemos hoy en la Actividad YO SOY.


El simbolismo es un irritante de la mente, la cual busca urgentemente una explicación; y a medida que los intelectuales griegos se iban dando cuenta de que su mitología era una especie de Gran Adivinanza que ocultaba importantísimas verdades espirituales, se entregaban a descifrar el rompecabezas con alma, vida y corazón. El resultado fue el estímulo y despertar de las facultades del pensamiento abstracto, desconocido hasta entonces. Por lo cual se estableció la Gran Era de Oro de intensa actividad intelectual-espiritual que produjo, en trescientos años, casi seiscientos filósofos que cambiaron la vida intelectual de todo el Planeta.


En Egipto crecía paralelamente la enseñanza esotérica con su Astrología y su magia astral, denominada Geometría, reservada exclusivamente a sus hierofantes y discípulos. Gradualmente se iba infiltrando en otros países, por conducto de estudiosos que, como Pitágoras, lograban ingresar en esa escuela, a fuerza de tenacidad. Pitágoras se instaló en las gradas del edificio hasta que después de siete años se le permitió ingresar. En Palestina imperaba la religión monoteísta.


Platón fue uno de los órficos que adaptó las doctrinas esotéricas a su Filosofía.


SAINT ALBANS


Vino al mundo el Maestro Jesús y divulgó su enseñanza cristiana, metafísica pura, rompiendo así la cáscara hermética del hebraísmo. Aunque los Apóstoles y Evangelistas diseminaron la Enseñanza Cristiana, por orden de su Fundador (después de la Ascensión del Cristo) costó muchísimo y corrió mucha sangre antes de que se pudiera arraigar, como bien se sabe. El que le dio el mayor impulso fue Pablo de Tarso, medium, clarividente y clariaudiente – hoy en día el Ascendido Maestro Hilarión – , que aunque no conoció siquiera al Maestro Jesús, le oyó la voz y tuvo de Él una gran manifestación en el camino de Damasco.


El “Hilo de Ariadna” que nos va a ir llevando, y persiguiendo, la trayectoria del Maestro Saint Germain al través de sus reencarnaciones en este planeta (siempre con el empeño de procurar mantener a nuestra humanidad en un mismo carril y sin desviarse), nos indica que el Maestro, después de haber venido en el vehículo de San José, para encauzar y proteger la vida de Jesús, fundador del cristianismo, o sea el próximo paso en el Sendero Espiritual, encarnó en un niño anglo-romano en plena época de martirios y torturas de cristianos, con el fin de llevar sus potentísimas vibraciones hasta los confines del imperio de Roma, en la ciudad de Verulamium, situada en lo que es hoy Hertfordshire, Inglaterra, a veinte minutos de Londres.


La isla que, andando los siglos, llegaría a ser el último, y el más grande de los imperios del planeta Tierra, tuvo que ser la cuna de ese niño que llevaría el nombre de Albano (Albans) que llegaría a ser monje benedictino y que sería el primer mártir de Inglaterra. Era el año 303 de nuestra Era.


Alguien, no se sabe si fueron sus fieles seguidores o si fue la Iglesia Cristiana, más tarde, hizo marcar el sitio del martirio, levantando una abadía que nombró “Saint Albans”.


Andando los siglos, en el año 757, Inglaterra se encontraba dividida en pequeños reinados. En uno de éstos, llamado Mercia, su Rey, Offa encontró las reliquias del mártir y erigió un monasterio benedictino en su honor. Este monasterio llegó a ser una de las casas más importantes de la Orden.


Finalmente, en el año 1077, fue construida una catedral gótica con los auténticos ladrillos de la antigua ciudad de Verulamium. El día 17 de junio se celebra el día de Saint Albans en Inglaterra, en nuestros días.


PROCLUS, EL NEO-PLATONISTA


En los altos círculos filosóficos se dice que “EL GERMEN DE TODA IDEA, AÚN LAS IDEAS CRISTIANAS, SE ENCUENTRA EN PLATÓN”.


A medida que iba tomando cuerpo la ideología cristiana, iba decayendo lo que la Iglesia llamó “paganismo”, o sea el orfeismo y el esoterismo, del cual era el exponente principal Platón. Un siglo después de Saint Albans, nació en Bizancio, Proclus (Proclo), en el año 410 A.D.


La historia dice que entre la muerte de Plotinus (27 anno Domine) y el nacimiento de Proclus ocurrió el crecimiento de la religión cristiana y la decadencia del clásico mundo pagano, añadiendo que Proclus vino a restaurar la tradición esotérica.


NEO-PLATONISMO viene del griego “neos” o nuevo, o sea que renueva el platonismo. Proclus estudió en Alejandría y en Atenas. Fue un seguidor de Plotino, quien representa “La Reforma de la Idea DEL UNO”.


El platonismo fue renovado varias veces en la historia. En el Renacimiento (Siglo XV), en la Escuela de Cambridge (Siglo XVII) y continúa siendo hasta nuestros días una corriente filosófica fundamental en las ideas espirituales modernas.


Ese PLATONISMO, es el anhelo místico de expander la conciencia para poder entrar en contacto con los seres divinos, directa y personalmente.


Te va a asombrar la similitud del NEO-PLATONISMO de Proclus, y la Metafísica moderna. Verás claramente que el Maestro renació en los lugares estratégicos para enderezar el camino cada vez que se torcía, o para señalar nuevas rutas a aquellos que las anduvieran buscando.


El Neo-Platonismo decía: “La Unidad es una realidad. La Diversidad es una ilusión. Buscad la Unidad detrás de la aparente Diversidad”.
El Neo-Platonismo estudia Principios Universales, por lo tanto, acepta a todos los dioses integrados en el Dios Uno. A todos los hombres como UNA Humanidad.


La Gran Verdad Neo-Platonista es que toda vida es UNA, y con esta convicción en el corazón, y los más nobles pensamientos, se hace una contribución positiva a la hermandad universal.


El Neo-platonismo enseña la comprensión pero no la aceptación de lo inferior, ya que la comprensión trae la apreciación sin límite. EL NEO-PLATONISMO ACONSEJA LA MODERACIÓN EN TODO LO QUE SE POSEE, PARA PODER GOZAR PLENAMENTE DE LO QUE SE POSEE, YA QUE TENER DEMASIADO EMPOBRECE EL GOZO.


El Neo-Platonismo enseña que pertenecer a una Secta trae dogmas y los dogmas son limitaciones en las ideas. El sectarismo es una fuerza limitadora.


El Neo-Platonismo dice que se debe buscar el Bien en todo. No es que todo Bien sea agradable. Por ejemplo, es bueno estar infeliz cuando se desobedece una Ley Universal. Es bueno recibir un mal si hemos hecho ese mal a otros. Es bueno sentirse enfermo si se han desobedecido las leyes de la salud. Es decir, las cosas tal como estén, son buenas.


El Neo-Platonismo ordena que una vez que el punto de vista primario es comprendido y aceptado, el estudiante se convierte en instructor de otros.
Por eso, el Neo-Platonismo es especialmente práctico en nuestros tiempos.


Los intelectuales griegos decían que Proclus era un protegido de los Dioses. Que Minerva lo había recibido en su nacimiento, y que lo había protegido durante toda su vida. Naturalmente, como toda secta, toda enseñanza y toda religión contiene una parte de la Verdad; al nomás iniciarse una división de las conciencias, viene un “Avatar”, un Maestro o un Profeta, siempre un voluntario, como antes dijimos, para “enderezar” lo desviado.


Proclus refería que muy jovencito se le había aparecido Minerva, y le había aconsejado estudiar Filosofía. Además, habiéndole dado una enfermedad que ningún médico supo diagnosticar, estando toda la familia reunida esperando su muerte, entró un joven radiante de cuya cabeza salían rayos de luz. 


Acercándose a la cama, le puso un dedo en la frente y pronunció su nombre, “Proclus”. El niño se curó al instante y el joven se desvaneció.


Bajo semejante dirección divina, Proclus iba estudiando según la inclinación de su propia mente. Su capacidad intelectual era de las más altas. Él mismo sabía que estaba destinado a ser sucesor de Platón.


Viajó a Egipto, estudió con un célebre retórico, y luego entró en la escuela de los hierofantes donde fue instruido en los misterios de la religión esotérica. En Alejandría estudió con filósofos griegos, matemáticas con Hero, un hombre de profunda espiritualidad y versado en los misterios de los números. Luego quiso estudiar doctrina aristoteliana con el Maestro Olympiadoro quien se impresionó tanto con las capacidades de Proclus, que le ofreció su hija en matrimonio para que no se alejara de Alejandría. La muchacha era una gran filósofa, por supuesto, pero Proclus, guiado por su mentora divina, cotinuó preparando su mente en la disciplina platónica.


Habiendo cumplido veinte años, Proclus se fue a Atenas, la ciudad guardiana de la Filosofía, y fue puesto en contacto con Syriano, el sabio más destacado del momento, experto en las doctrinas de Orfeo, Pitágoras y Platón. Luego pasó a estudiar con Plutarco que, aunque estaba muy anciano y ya no aceptaba discípulos, sin embargo aceptó a Proclus como pupilo y le tomó un afecto tan entrañable que lo invitó a hacer su residencia con él hasta que le acaeció la muerte dos años después. Dejó instrucciones nombrando a Syriano su sucesor en la educación de Proclus.


Ya habiendo absorbido los misterios menores, Syriano lo inició en la Disciplina Sagrada de Platón. De esta manera alcanzó su plena estatura de sucesor de Platón, por una progresión ordenada, y por los méritos de su propia mente. A los 28 años era un reconocido dirigente entre los platonistas y había escrito un gran número de obras, incluyendo un sabio comentario sobre el Timeo de Platón.


Proclus no comía carne animal, pero aconsejaba a los demás comerla ocasionalmente para la fuerza física. Ayunaba una vez por mes y celebraba la luna llena con abstinencia, en lugar de festejos como era la costumbre. Era un abogado del sentido común en cuanto a todo lo que se debía seguir con respecto al cuerpo físico. Para los estudiantes de Filosofía recomendaba una dieta liviana, ya que los alimentos pesados, la digestión cargada, interfiere con el despejo mental que se necesita para establecer contacto místico con las divinidades.


Proclus sucedió a Syriano como Director de la Escuela Neo-Platonista de Atenas, el año 450 A.D. De allí en adelante se dedicó por entero al misticismo platónico.


Los cristianos estaban rápidamente socavando los misterios griegos, y el odio que profesaban hacia él lo obligó a buscar refugio en Asia Menor. Merinus, un discípulo de Proclus, describe ese odio como “un ataque de buitres”. Estuvo en Ley, ya que esto lo obligó a estudiar los misterios de la filosofía de Oriente. 


Desués de un año enriqueciendo su acopio filosófico, Minerva lo envió a regresar a Atenas donde permaneció el resto de su vida.


Proclus era tolerante con todas las religiones. Se unía a todos los ritos y celebraciones de los diferentes dioses. Opinaba que las diferentes creencias honraban a los mismos dioses bajo diferentes nombres. Llegó a los 75 años. 


Tenía un gran círculo de amigos unidos en una hermandad pitagórica. Murió en Atenas y fue sepultado cerca de su Maestro Syriano. Su vida activa la terminó a los setenta años. Su muerte fue anunciada por una serie de perturbaciones celestes incluyendo un eclipse solar.


El epitafio de su lápida fue escrito por él mismo. Quiso un entierro sencillo, sin las acostumbradas “lloronas”. Murió en el año 485.


La Escuela Platónica de Misticismo cesó como movimiento separado, y la corriente de su pensamiento se mezcló con la corriente creciente de la metafísica cristiana.


Yo, Proclus, habiendo pagado la deuda a la naturaleza, en el polvo de Lycia he de quedar. El gran Syriano formó mi juventud y me dejó su sucesor en la Verdad. Una tumba en común tienen nuestros cuerpos, y en las Planicies Etéricas un común lugar nuestras dos almas.


Extrtaido del Libro de Metafísica 4 en 1 Vol. 1 de Conny Méndez






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