Primera Lectura
Malaquías 3, 1-4. 23-24
Esto dice el Señor: "He aquí que yo envío a mi
mensajero. El preparará el camino delante de mí. De improviso entrará en el
santuario el Señor, a quien ustedes buscan, el mensajero de la alianza a quien
ustedes desean. Miren: Ya va entrando, dice el Señor de los ejércitos.
¿Quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién quedará en
pie cuando aparezca? Será como fuego de fundición, como la lejía de los
lavanderos. Se sentará como un fundidor que refina la plata; como a la plata y
al oro, refinará a los hijos de Leví y así podrán ellos ofrecer, como es
debido, las ofrendas al Señor. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y
de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos.
He aquí que yo les enviaré al profeta Elías,
antes de que llegue el día del Señor,
día grande y terrible.
Él reconciliará a los padres con los hijos
y a los hijos con los padres,
para que no tenga yo que venir a destruir la tierra".
Meditatio
Este texto avisa al pueblo sobre la inminencia de la llegada
del Salvador, el cual sería precedido por un mensajero quien prepararía el
corazón de sus hijos.
Sabemos que este texto se refiere de manera eminente a Juan
el Bautista, sin embargo, la Liturgia nos lo propone al acercarse la
celebración de la Navidad con el fin de que caigamos en cuenta de la
importancia de nuestra participación en la construcción del Reino y en el
anuncio de la Salvación. Cada uno de nosotros debe convertirse en ese emisario
de Dios que prepara los corazones para que el mensaje del Evangelio llegue al
corazón.
Hagamos de nuestra tradicional visita a nuestros seres
queridos, a nuestros amigos y vecinos, propia del tiempo de Navidad, el espacio
afectivo que dispone el corazón para que esta Fiesta del Nacimiento de nuestro
Salvador no sea sólo exterioridad sino una cálida acogida del Evangelio.
Sé, como Juan el Bautista y como Elías, el instrumento para
preparar el corazón de todos tus seres queridos al amor de Dios.
Oratio
Señor, enséñame a ser tu mensajero, dame tu gracia para
poder llegar a los corazones de mis familiares, amigos y conocidos y que, de un
modo sencillo, pueda dejar en ellos el deseo de buscarte. Dios mío salva a los
míos, envía tu Santo Espíritu para que mueva sus corazones y que les haga
conscientes de la profunda necesidad que su alma tiene de ti.
Operatio
Hoy propiciaré, en cada plática con mis allegados, la
importancia de la navidad en tanto al nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo
El Evangelio de hoy
Lucas 1, 57-66
Por aquellos días, le llegó a Isabel la hora de dar a luz y
tuvo un hijo. Cuando sus vecinos y parientes se enteraron de que el Señor le
había manifestado tan grande misericordia, se regocijaron con ella.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño y le querían
poner Zacarías, como su padre; pero la madre se opuso, diciéndoles: "No.
Su nombre será Juan". Ellos le decían: "Pero si ninguno de tus
parientes se llama así".
Entonces le preguntaron por señas al padre cómo quería que
se llamara el niño. El pidió una tablilla y escribió: "Juan es su
nombre". Todos se quedaron extrañados. En ese momento a Zacarías se le
soltó la lengua, recobró el habla y empezó a bendecir a Dios.
Un sentimiento de temor se apoderó de los vecinos, y en toda
la región montañosa de Judea se comentaba este suceso. Cuantos se enteraban de
ello se preguntaban impresionados: "¿Qué va a ser de este niño?" Esto
lo decían, porque realmente la mano de Dios estaba con él.
Reflexión
El Evangelio de hoy nos presenta la gran alegría que trajo
para toda la comarca el nacimiento de Juan el Bautista, el Precursor del
Salvador.
Si algo le está haciendo falta hoy al mundo es esta
"alegría" que nace del corazón. Es necesario que cada uno de nosotros
nos convirtamos en el instrumento de Dios para que la gente se dé cuenta de que
la presencia de Cristo en el mundo es una realidad y que él es la única
posibilidad que tiene para ser verdaderamente feliz.
Nuestra sonrisa, nuestra alegría, nuestra sencillez ante las
cosas y el mundo, son la mejor invitación para que el mundo crea. Zacarías, no
podía hablar, así que tomó lo que tenía a la mano y así el plan de Dios
continuó adelante; y nos dice que en ese momento todos se
"maravillaron".
Que estos últimos días antes de nuestra fiesta de Navidad,
hagamos lo posible para que la gente se sienta invitada a vivir la Navidad con
un espíritu diferente, con paz y con amor. Tú puedes ser el instrumento para
que Dios llegue a los corazones.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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