26/01/2013
El Evangelio de hoy
Marcos 3, 20-21
En aquel tiempo, Jesús entró en una casa con sus discípulos
y acudió tanta gente, que no los dejaban ni comer. Al enterarse sus parientes,
fueron a buscarlo, pues decían que se había vuelto loco.
Reflexión
Este pasaje nos muestra lo incomprensible que puede ser
nuestra vida cuando nosotros la vivimos radicalmente en el Señor. Jesús que lo
único que ha hecho hasta ahorita es servir y sanar a la gente que sufre, es mal
entendido por sus propios parientes, hasta el grado de pensar que esta fuera de
razón o, o como dice una gran biblista: “Se la pasó la mano”. Y es que el
Evangelio es así: “incomprensible para los que no lo viven radicalmente”.
La gente nos llama fanáticos porque vamos a misa todos los
domingos, porque buscamos confesarnos cada mes, porque no permitimos que se
digan malas palabras en la casa; en una palabra, porque queremos que la Palabra
de Dios sea una realidad en nuestra vida y en nuestro ambiente. Sin embargo, no
por eso debemos cambiar nuestra postura, como lo demostrará Jesús. Para él, siempre
lo más importante fue hacer la voluntad de su Padre, aunque en ello pusiera en
juego su vida y su aceptación social y familiar.
Nosotros también debemos mantenernos firmes ante la
incomprensión de nuestra gente. Para nuestro mundo que vive lejos de Dios, no
es fácil entender qué pasó con aquella persona que no iba ni a misa y que vivía
de una manera mundana y que, de pronto, su vida da un giro de 180º.
“Seguramente se volvió loco, y más porque ahora todo lo quiere resolver con la
ayuda de Dios, pobre”.
Oremos por ellos, para que Dios les permita ver la Luz del
Evangelio y ordenar su vida para que la puedan vivir con alegría y paz que sólo
viene de Dios.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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