8/11/2012
Primera Lectura
Filipenses 3, 3-8
Lectio
Hermanos: El verdadero pueblo de Israel somos nosotros, los
que servimos a Dios movidos por su Espíritu y ponemos nuestra gloria en Cristo
Jesús y no confiamos en motivos humanos. Aunque yo ciertamente podría apoyarme
en tales motivos. Mas aún, nadie tendría más razones que yo para confiar en
motivos humanos, porque fui circuncidado al octavo día, soy israelita de
nacimiento, de la tribu de Benjamín, hebreo e hijo de hebreos; en lo que toca a
la interpretación de la ley, fariseo, y tan fanático, que fui perseguidor de la
Iglesia de Dios; y en cuanto a la rectitud que da el cumplimiento de la ley,
intachable.
Pero todo lo que era valioso para mí, lo consideré sin valor
a causa de Cristo. Más aún, pienso que nada vale la pena en comparación con el
bien supremo, que consiste en conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por cuyo amor
he renunciado a todo, y todo lo considero como basura, con tal de ganar a
Cristo.
Meditatio
En este pasaje Pablo nos muestra lo que es y significa estar
TOTALMENTE enamorado de Cristo y lo que esto representa y representó para su
propia vida. La frase que hace estremecer es: "Todo lo que era valioso
para mí, lo consideré sin valor". Con esto, el apóstol nos muestra lo que
el amor de Dios puede hacer en el corazón de aquel que se deja amar por él,
cuando el amor de Dios toca el corazón del hombre, lo transforma y le hace
conocer su pequeñez y la grandeza de Dios; cambia sus sentimientos, sus
criterios, sus puntos de vista.
Dios deja de ser un extraño para convertirse en el
"amigo íntimo" sin cuya compañía no se puede vivir; las cosas, sin
ser negativas o malas, adquieren su verdadero valor y nos damos cuenta que hay
valores mucho más importantes y trascendentes, como son el amor, la lealtad, la
fidelidad, etc.
Deja que el amor de Dios toque tu intimidad, ábrete a la
acción del Espíritu, enamórate de Dios.
Oratio
Señor, quiero que toda mi vida tenga su sustento y sentido
solo en ti. Y a partir de este momento, todo lo que hasta ahora juzgo valioso
te lo entrego, pues tú eres y serás durante toda mi vida, lo más importante y
lo que da razón a todo lo que soy y hago.
Operatio
Hoy le repetiré, durante todo el día a Jesús: "Señor,
te amo". Y dejaré que eso vaya asentándose y realizándose en mi corazón.
El Evangelio de hoy
Lucas 15, 1-10
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los
pecadores a escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban
entre sí: "Este recibe a los pecadores y come con ellos".
Jesús les dijo entonces esta parábola: "¿Quién de
ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve
en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla? Y una vez
que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría y al llegar a su
casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya
encontré la oveja que se me había perdido‘. Yo les aseguro que también en el
cielo habrá más alegría por un pecador que se arrepiente, que por noventa y
nueve justos, que no necesitan arrepentirse.
¿Y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y
pierde una, no enciende luego una lámpara y barre la casa y la busca con
cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas
y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que se me había
perdido‘. Yo les aseguro que así también se alegran los ángeles de Dios por un
solo pecador que se arrepiente".
Reflexión
En este capítulo, san Lucas ha recogido quizás las más
bellas parábolas que Jesús dijo, pues son las que nos expresan el infinito e
incansable amor de Dios por nosotros sus hijos.
Dios nos ama. Tenemos que meternos esta idea no sólo en la
cabeza sino en el centro de nuestro corazón. Nos ama a pesar de nuestras
debilidades y errores; nos ama como somos, aunque busca continuamente que
salgamos de nuestra miseria. No es un Dios que está siempre acusando sino es un
Dios que está siempre salvando. ¿De dónde salió la idea de que Dios es un
policía? ¡No lo sé! Pero lo que sé es que tenemos que cambiarla, pues Jesús nos
ha revelado que Dios es un Dios amoroso que se alegra cuando uno de nosotros
decide dejar su vida de pecado para iniciar un camino de conversión en su amor.
Jesús ha venido por ti y por mí no porque somos buenos sino
porque somos pecadores.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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