26/11/2012
Primera Lectura
Apocalipsis 14, 1-3. 4-5
Lectio
Yo, Juan, tuve otra visión: Vi al Cordero, en pie sobre el
monte Sión y con él, ciento cuarenta y cuatro mil personas, que llevaban
grabado en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre.
Y oí un ruido que venía del cielo, parecido al estruendo del
mar y al estampido de un trueno poderoso; el ruido que oía era como el de un
gran coro acompañando de arpas. Cantaban un cántico nuevo ante el trono, ante
los cuatro seres vivientes y los ancianos.
Y nadie podía cantar el cántico, fuera de los ciento
cuarenta y cuatro mil, que habían sido rescatados de la tierra. Estos son los
que acompañan al Cordero a donde quiera que va; estos son los que han sido
rescatados de entre los hombres, las primicias para Dios y para el Cordero; en
la boca de ellos no hubo mentira y son irreprochables ante Dios.
Meditatio
Este pasaje es usado generalmente por los Testigos de Jehová
para atemorizar a los cristianos haciéndoles creer que convirtiéndose a su
religión formarán parte de estos 144,000 "redimidos", ya que de lo
contrario, o perecerán en el infierno, o no entrarán al cielo, quedándose a
vivir en la tierra, la cual después de la hecatombe final, será transformada en
un "paraíso".
Como ya habíamos dicho, el Apocalipsis es un libro simbólico
que se vale de los números para comunicar con ellos su mensaje. El número
144,000 aparece 3 veces citado por san Juan (7, 4; 14, 1. 3) y es un número
simbólico formado por la multiplicación de 12 x 12 x 1000. El primer número
indica el pueblo del AT; el segundo, el pueblo del NT; y el número 1000 indica
totalidad (cf. Sal 90, 4; 2Pe 3, 8). De manera que los salvados, es decir,
quien canta el cántico del Cordero es el pueblo de Dios, tanto del NT como del
AT.
Esta visión se refiere al pueblo de Dios en su totalidad,
como se puede apreciar en Ap. 7, 9-10 en donde la MULTITUD INCONTABLE, alaba al
Cordero. De todo esto, una cosa es cierta: Jesús, el Cordero de Dios, murió por
nosotros y nos ha preparado un lugar en donde él está (cf. Jn 14, 2-3), sin
embargo, ¿podríamos decir que nuestra vida es irreprochable, como nos lo
propone la lectura de hoy?
Oratio
Padre celestial, gracias por enviar a tu Hijo Jesús, y por
el Espíritu hacerme partícipe de la gracia santificante; te pido que, en virtud
de ella, me formes para ser de los que acompañan al Cordero, tu Hijo, a donde
quiera que va. Quiero ser de los rescatados de entre los hombres y de las
primicias para ti y para el Cordero; revísteme de tu fuerza para que en mi boca
no haya mentira y sea irreprochable ante ti.
Operatio
Hoy voy a revisar qué tantas veces doy rienda suelta a mi
boca y dejo que mienta, y en qué aspectos de mi vida Dios podría reprocharme
algo. Pediré perdón y enmendaré mi conducta.
El Evangelio de hoy
Lucas 21, 1-4
En aquel tiempo, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos
que echaban sus donativos en las alcancías del templo. Vio también a una viuda
pobre, que echaba allí dos moneditas, y dijo: "Yo les aseguro que esa
pobre viuda ha dado más que todos. Porque éstos dan a Dios de lo que les sobra;
pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir".
Reflexión
En nuestro país hay una canción que dice: El tiempo que te
quede libre dedícalo a mí. Esta canción ejemplifica lo que significa: "No
te amo". El dar sólo lo que sobra, es una verdadera muestra de
"no-amor" hacia cualquiera. Creo que la persona que ama no sólo da de
lo que tiene sino que busca dar lo mejor. Pensemos y apliquemos este
pensamiento a las personas que tenemos cerca: a nuestros padres, a la
esposa(o), novio(a) y especialmente al mismo Dios. ¿Les damos lo mejor de
nosotros o sólo "lo que nos sobra"?
Si quieres saber a quién verdaderamente amas, sólo piensa
para quién siempre tienes tiempo, a quién le das lo mejor de ti, ahí habrás
encontrado la respuesta. Es triste que muchos de nosotros, para Dios, sólo
tengamos las sobras.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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