25/10/2012
Primera Lectura
Efesios 3, 14-21
Lectio
Hermanos: Me arrodillo ante el Padre, de quien procede toda
paternidad en el cielo y en la tierra, para que, conforme a los tesoros de su
bondad, les conceda que su Espíritu los fortalezca interiormente y que Cristo
habite por la fe en sus corazones. Así, arraigados y cimentados en el amor,
podrán comprender con todo el pueblo de Dios, la anchura y la longitud, la
altura y la profundidad del amor de Cristo, y experimentar ese amor que
sobrepasa todo conocimiento humano, para que así queden ustedes colmados con la
plenitud misma de Dios.
A él, que, con su poder que actúa eficazmente en nosotros,
puede hacer infinitamente más de lo que le pedimos o entendemos, le sea dada la
gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, por todas las edades y por todos los
siglos. Amén.
Meditatio
Una de las oraciones más hermosas que podemos encontrar en
la Sagrada Escritura es esta que dirige san Pablo al Padre, para que cada uno
de nosotros pueda TENER LA EXPERIENCIA DEL AMOR DE DIOS.
En esta oración primero pide que podamos conocer este amor,
pero luego dice "que puedan experimentar". Y es que es muy distinto
saber que una persona me ama a sentirme realmente amado. Esto es lo que hace la
diferencia en un matrimonio, en una familia o en una amistad. Puede ser que todos
sepamos que nuestro papá, nuestro esposo, hijos, etc. nos aman, pero la
pregunta sería, ¿realmente me siento amado por ellos? ¿su amor es de tal modo
manifiesto que lo percibo y me siento amado? Muchos problemas de desintegración
familiar tienen como origen —no la falta de amor entre padres e hijos—, sino la
falta de la EXPERIENCIA amorosa entre ellos.
Lo mismo sucede con Dios. Yo creo que todos los cristianos
sabemos que Dios nos ama, pero ¿realmente nos sentimos amados por él? Si tú no
te sientes amado por Dios, no es porque Dios no manifieste su amor hacia ti,
sino porque muchas veces nosotros hemos cerrado la puerta a este amor: no
oramos, no participamos de los sacramentos con devoción sino con prisas, no
leemos la Escritura. Dios quiere que tú experimentes este amor.
Ábrete al Espíritu Santo que es el amor de Dios y pídele
tener esta experiencia.
Oratio
Señor, gracias porque siempre estás buscando la manera de
que yo me dé cuenta y sea consciente de que me amas profundamente. En este día
quiero pedirte dos cosas: la primera, que me enseñes la manera de demostrar el
amor, que a las personas que confiadamente pusiste bajo mi cuidado o atención
pueda hacerles claro y patente que los amo. La segunda, que me des la gracia de
ser un signo de tu amor para aquellos que no te conocen, es mi deseo que puedas
usarme como un instrumento para dar de tu amor a aquellos que tanto lo
necesitan.
Operatio
Hoy seré muy explícito al decirles a mis seres queridos que
los amo y que son sumamente importantes para mí.
El Evangelio de hoy
Lucas 12, 49-53
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "He
venido a traer fuego a la tierra ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo!
Tengo que recibir un bautismo ¡y cómo me angustio mientras llega!
¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De
ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí en
adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y
dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, el hijo contra el
padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la
nuera y la nuera contra la suegra".
Reflexión
Este pasaje podría prestarse a una interpretación equivocada
por lo que hay que tomarlo dentro del contexto en que Jesús lo dice. Jesús en
todo este capítulo está hablando de la necesidad de ser fieles al Evangelio, de
estar preparados. Esta fidelidad al Evangelio nos puede llevar, incluso, a
encontrarnos con problemas aún dentro de nuestra propia familia.
Dado que el Reino es una invitación que se hace de manera
personal, hay quien puede, si no rechazarla, sí tomarla con menos seriedad de
la que el mismo Evangelio nos lo demanda. Esto causará división, pues no
siempre los criterios del mundo van de acuerdo a los del Evangelio. Cuando el
fuego del amor de Dios arde en el corazón del cristiano, la vida no siempre se
ve como la ve el resto del mundo. Lo anterior no quiere decir que el cristiano
será el causante de la división, sino el mismo Evangelio que se opone al
egoísmo, a la mentira, a la injusticia.
Si llegas a vivir una situación así en tu casa, en medio de
esta tormenta recuerda las palabras de san Pablo: "Cree tú y creerán los
de tu casa". (Hch 16, 31)
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
No hay comentarios:
Publicar un comentario