12/10/2012
Primera Lectura
Gálatas 3, 7-14
Lectio
Hermanos: Entiendan que los hijos de Abraham son aquellos
que viven según la fe. La Escritura, conociendo de antemano que Dios justificaría
a los paganos por la fe, le adelantó a Abraham esta buena noticia: Por ti serán
bendecidas todas las naciones. Por consiguiente, los que viven según la fe
serán bendecidos, junto con Abraham que le creyó a Dios.
En cambio, sobre los partidarios de la observancia de la ley
pesa una maldición, pues dice la Escritura: Maldito aquel que no cumpla
fielmente todos los preceptos escritos en el libro de la ley. Y es evidente que
la ley no justifica a nadie ante Dios, porque el justo vivirá por la fe. Y ciertamente
la ley no se basa en la fe, porque, como dice la Escritura: Sólo vivirá quien
cumpla los preceptos de la ley.
Además, Cristo nos redimió de la maldición de la ley,
haciéndose objeto de maldición por nosotros, puesto que la Escritura dice:
Maldito sea aquel que cuelga de un madero. Esto sucedió para que la bendición
otorgada por Dios a Abraham llegara también, por Cristo Jesús, a los paganos y
para que recibiéramos, por medio de la fe, el Espíritu prometido.
Meditatio
San Pablo continúa con el tema sobre la justificación. En él
insiste cómo la "santidad" viene por la fe en Cristo. De manera
particular en este pasaje explica cómo esta santidad, que es una participación
de la santidad de Dios, llega a los "no creyentes" por medio de la
fe. No es por la práctica de la ley judía (preceptos y observancias) sino por
la aceptación y vivencia del mensaje del Evangelio.
Es por medio del bautismo como Dios nos adopta como hijos en
Cristo y nos comunica esta santidad, la cual necesitará, sin embargo, desarrollarse
en cada cristiano. Lo que hace que una persona sea santa es el hecho de que
Dios, siendo Santo, habita en nuestros corazones y nos comunica su vida divina.
Deja a Dios actuar en tu corazón para que puedas
experimentar los frutos de la santidad.
Oratio
Señor, gracias por venir a morar en mí, me impresiona cómo
puede ser que dentro de mí viva verdaderamente el Dios Omnipotente y Creador,
cómo puede ser que quien me creó ahora viva dentro de mí, no lo entiendo pero
lo acepto y mi vida entera siempre estará llena de gratitud por tal milagro. Te
pido, Dios mío, que con tu presencia en mi interior me vayas santificando cada
vez más para unirme a tu vida divina y transmitirla a todos los que me rodean.
Operatio
Hoy me repetiré constantemente: "Dios vive dentro de
mí" y reflexionaré con seriedad en qué tan limpio y acondicionado tengo mi
interior como para que sea la morada del Rey de reyes; buscaré tres cosas que
sé que debo mejorar y tomaré acción inmediata sobre ellas.
El Evangelio de hoy
Lucas 11, 15-26
En aquel tiempo, cuando Jesús expulsó a un demonio, algunos
dijeron: "Este expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe
de los demonios". Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal
milagrosa.
Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo:
"Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa
por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su
reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Satanás.
Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso,
ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios por el poder de
Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus
bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le
quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está
conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, anda vagando
por lugares áridos, en busca de reposo, y al no hallarlo, dice: 'Volveré a mi
casa, de donde salí'. Y al llegar, la encuentra barrida y arreglada. Entonces
va por otros siete espíritus peores que él y vienen a instalarse allí, y así la
situación final de aquel hombre resulta peor que la de antes".
Reflexión
Este discurso de Jesús se genera a propósito de la expulsión
de un demonio. Con este pasaje nos deja en claro la existencia de los “ángeles
malos” o demonios. Esto lo digo pues hoy es común encontrar personas que niegan
su existencia y atribuyen la acción demoniaca a factores únicamente
“sicológicos” o “paranormales”. Esta es una de las tácticas favoritas del
enemigo del Reino, pasar inadvertido, de incógnito, a manera de tomar a sus
víctimas por sorpresa. Es real. Si bien es cierto que difícilmente puede tomar
posesión de una persona (para lo cual necesita un permiso especial de Dios), se
ensaña destruyendo o dañando la vida de quien le da cabida, sea con base en la
tentación (medio ordinario de su acción), sea mediante la perturbación (la cual
requiere una permisión de parte nuestra). Los Juegos como la OUIJA, la LECTURA
DE LAS CARTAS Y DEL CAFÉ, LA CONSULTA DE ADIVINOS, etc., lo que hacen es abrir
la puerta para que Satanás pueda tener acceso, no sólo a la tentación, sino a
ciertas áreas de nuestra vida (pues debilita la fe y la gracia, que son
nuestras barreras contra su obrar).
Quien ha tenido trato con estas cosas debe confesarse y
pedir al sacerdote que ore por él mientras se hace una profesión de fe y se
renuevan las promesas bautismales. Si sabes de alguien que ha estado en
contacto con esto, es tu deber como cristiano de advertirle y ayudarlo para que
pueda recobrar la gracia y cerrar su puerta a la acción del demonio. De esta
manera estarás, como Cristo, construyendo el Reino.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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