7/09/2012
Primera Lectura
1 Corintios 4, 1-5
Lectio
Hermanos: Procuren que todos nos consideren como servidores
de Cristo y administradores de los misterios de Dios.
Ahora bien, lo que se busca en un administrador es que sea
fiel. Por eso, lo que menos me preocupa es que me juzguen ustedes o un tribunal
humano; pues ni siquiera yo me juzgo a mí mismo. Es cierto que mi conciencia no
me reprocha nada, pero no por eso he sido declarado inocente. El Señor es quien
habrá de juzgarme. Por lo tanto, no juzguen antes de tiempo; esperen a que
venga el Señor. Entonces él sacará a la luz lo que está oculto en las
tinieblas, pondrá al descubierto las intenciones del corazón y dará a cada uno
la alabanza que merezca.
Meditatio
En estas palabras de san Pablo recordamos todos los ejemplos
que puso el Señor sobre los administradores; el apóstol nos lo decía:
"todo es nuestro", y es verdad, pero sólo de la manera como lo tiene
un administrador. Somos administradores de nuestro tiempo, de los bienes que
Dios nos ha dado, de nuestra salud, e inclusive de las personas que Dios ha
confiado a nuestro cuidado como son los hijos, los padres ancianos, el cónyuge,
etc. ¡Sí!, todo es nuestro pero dado en administración, y Jesús, el día que nos
llame a la Casa Paterna, ese día nos dirá como le dijo a su servidor:
"Dame cuenta de tu administración". Por ello, no podemos desperdiciar
nuestro tiempo, ni malgastar la salud, ni el dinero, ni el ambiente ni nada que
se nos haya dado en administración. Debemos tener cuidado de las personas que
Dios nos ha confiado y darles el cariño, el cuidado y la atención que el mismo
Jesús les daría a cada uno. No dejes pasar este día, haz de tu administración
una verdadera experiencia del amor de Dios.
Oratio
Señor, quiero declarar que todos mis bienes, trabajo,
amistades, familia, capacidades y mi vida entera, te pertencen a ti, te
proclamo como el único dueño y Señor de lo que "poseo"; pero también
quiero decirte, que mientras tenga bajo mi responsabilidad lo que tú me has
dado a administrar, haré mi mejor y mayor esfuerzo por entregártelo puro,
limpio y resplandeciente, sólo me acojo a tu gracia para que actúe en mí y
pueda hacer incluso más de lo que humanamente podría.
Operatio
Mientras transcurra el día de hoy, cada vez que entre en
contacto con bienes, personas o momentos del día, repetiré en mi interior
"todo es tuyo Señor", para recordar constantemente que sólo
administro lo que el Señor sabe que puedo atender.
El Evangelio de hoy
Lucas 5, 33-39
En aquel tiempo, los fariseos y los escribas le preguntaron
a Jesús: "¿Por qué los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen
oración, igual que los discípulos de los fariseos, y los tuyos, en cambio,
comen y beben?"
Jesús les contestó: "¿Acaso pueden ustedes obligar a
los invitados a una boda a que ayunen, mientras el esposo está con ellos? Vendrá
un día en que les quiten al esposo, y entonces sí ayunarán".
Les dijo también una parábola: "Nadie rompe un vestido
nuevo para remendar uno viejo, porque echa a perder el nuevo, y al vestido
viejo no le queda el remiendo del nuevo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos,
porque el vino nuevo revienta los odres y entonces el vino se tira y los odres
se echan a perder. El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos y así se
conservan el vino y los odres. Y nadie, acabando de beber un vino añejo, acepta
uno nuevo, pues dice: 'El añejo es mejor' ".
Reflexión
Esta parábola llena de significado nos presenta por un lado
el hecho de que el cristiano, una vez que ha decidido vivir de acuerdo al
Evangelio, no puede ya tener los mismos patrones de vida, pues en muchas
ocasiones estos serán incompatibles con el mensaje de Jesús. Por ello, muchas
veces hay que cambiar de ambientes, de lecturas, de conversaciones, incluso de
amistades.
Por otro lado nos hace ver cómo el cristianismo, visto desde
afuera, es decir desde el lado del mundo, de la vanalidad de la vida cómoda,
puede parecer no solo "extraño" sino incluso falto de vida y sabor.
No faltan los comentarios en los cuales se critica a los cristianos como
personas aburridas y sin gozo (la verdad quien da esta impresión no está
viviendo realmente la vida cristiana). Sin embargo, la vida cristiana es el
vino añejo, nadie piensa que pueda ser bueno, pero una vez que se prueba no se
quiere dejar. Quien ha tenido la experiencia de dejarse llenar por Dios no
querrá nunca más experimentar la vaciedad del mundo. Pídele a Jesús que llene
tu vida con su amor... ¡no te arrepentirás!
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
No hay comentarios:
Publicar un comentario