16/05/2012
Primera Lectura
Hechos 17, 15-16. 22-18, 1
Lectio
En aquellos días, los cristianos que ayudaron a Pablo a
escapar de Berea, lo llevaron hasta la ciudad de Atenas. Pablo los envió de
regreso con la orden de que Silas y Timoteo fueran a reunirse con él cuanto
antes.
Un día, mientras los esperaba en Atenas, Pablo sentía que la
indignación se apoderaba de él, al contemplar la ciudad llena de ídolos.
Entonces se presentó en el Areópago y dijo:
"Atenienses: Por lo que veo, ustedes son en extremo
religiosos. Al recorrer la ciudad y contemplar sus monumentos, encontré un
altar con esta inscripción: ‘Al Dios desconocido‘. Pues bien, yo vengo a
anunciarles a ese Dios que ustedes veneran sin conocerlo.
El Dios que hizo el mundo y todo cuanto hay en él, siendo el
Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por hombres, ni es
servido por mano de hombres, como si necesitara de algo o de alguien; porque él
es quien da a todos la vida, el aliento y cuanto tienen.
De un solo hombre sacó todo el género humano para que
habitara toda la tierra, determino las épocas de su historia y estableció los
límites de sus territorios. Dios quería que lo buscaran a él y que lo
encontraran, aunque fuera a tientas, pues en realidad no está lejos de
nosotros, ya que en él vivimos, nos movemos y somos. Como lo ha dicho alguno de
los poetas de ustedes: ‘Somos de su mismo linaje‘. Por lo tanto, si somos
linaje de Dios, no debemos pensar que Dios es como una imagen de oro, plata o
mármol, labrada artísticamente por los hombres según su imaginación. Dios no
tomó en cuenta la ignorancia de la gente en tiempos pasados, pues ahora quiere
que todos los hombres se conviertan, porque tiene determinado un día en el cual
ha de juzgar al universo con justicia, por medio de un hombre designado por él,
y ha dado a todos la prueba de esto, resucitándolo de entre los muertos".
Al oír hablar de la resurrección de los muertos, algunos se
burlaron y otros dijeron: "De esto te oiremos hablar en otra
ocasión". Entonces Pablo se retiró. Sin embargo, algunos se adhirieron a
él y creyeron. Entre ellos se contaban Dionisio, el areopagita; una mujer, que
se llamaba Dámaris, y algunos más. Después de esto, Pablo salió de Atenas y se
fue a Corinto.
Meditatio
Los atenienses, al igual que quizás la mayoría de los
hombres, eran personas muy religiosas, las cuales creían fervientemente en
Dios. Hoy en día muchos hombres van perdiendo su interés por Dios, por las
cosas divinas y trascendentes. El materialismo que vivimos está llevando al
hombre a una inmanencia tal en la que se pierde de vista lo sobrenatural y con
ello Dios y nuestro destino final.
Por otro lado, nos encontramos, incluso dentro de nuestra
misma Iglesia, hermanos que aun creyendo en Dios, viven con una imagen
equivocada de Él.
Pablo en el Aerópago, les anuncia la auténtica visión de
Dios, del Dios amoroso que en su misericordia resucitó a su Hijo y lo
constituyó Señor, para que todos los que crean en Él tengan vida y la tengan en
abundancia.
No dejes que el materialismo te haga perder el sentido de lo
espiritual; y si conoces a alguien que no tiene una idea clara del Dios Amor,
háblale de su misericordia y de con cuánto amor lo está buscando.
Oratio
Señor, no permitas que mi hambre de poseer y tener me
descontrole y me haga perder de vista lo que es verdaderamente importante, es
decir, tú, mi familia, lo que genero en este mundo. Que todos mis bienes estén
orientados a servirte y a dar a mis hermanos, pues sé que tú mismo bendices eso
y me darás en abundancia. Agradeciendo tu providencia, te consagro cada cosa
que poseo para que la uses como mejor te convenga para la extensión del Reino
de los cielos.
Operatio
Como signo de entrega y confianza absoluta en la Providencia
de Dios, en este día me despojaré de algo que tenga y use, y se lo daré a
alguien que lo necesite.
El Evangelio de hoy
Juan 16, 12-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Aún
tengo muchas cosas que decirles, pero todavía no las pueden comprender. Pero
cuando venga el Espíritu de verdad, él los irá guiando hasta la verdad plena,
porque no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que haya oído y les anunciará
las cosas que van a suceder. El me glorificará, porque primero recibirá de mí
lo que les vaya comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he
dicho que tomará de lo mío y se los comunicará a ustedes".
Reflexión
En un mundo pluriforme no es difícil el darnos cuenta de que
cada uno de nosotros tenemos parte de la verdad. La única verdad absoluta es
Dios. Por ello, otra de las grandes obras que realiza el Espíritu en nosotros
es "el guiarnos a la verdad plena", es decir, guiarnos a Dios. Esta
verdad eterna, involucra todas las cosas creadas pues como dice San Pablo:
"En él somos, existimos y nos movemos". No es por ello raro que en la
medida en que dejamos que el Espíritu tome posesión de nosotros, nuestro
entendimiento con los demás sea más claro; nuestra posición delante de la vida
moral y religiosa se clarifica, pues la Verdad se va haciendo patente a nuestro
entendimiento.
Debemos estar atentos, pues nunca seremos poseedores de la
verdad completa. Toda nuestra vida será crecer en ella. La humildad y la
oración hacen posible que ésta crezca y se manifieste en nosotros como:
sabiduría, prudencia, y amor a Dios y a nuestros hermanos. Pidamos
incesantemente: Ven Espíritu Santo y muéstrame la verdad, muéstrame tu Verdad y
hazme comprender que cada hombre tiene parte de esta verdad, de tu Verdad.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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