14/05/2012
Primera Lectura
Hechos 1, 15-17. 20-26
Lectio
En aquellos días, Pedro se puso de pie en medio de los
hermanos y dijo: "Hermanos, tenía que cumplirse aquel pasaje de la
Escritura en que el Espíritu Santo, por boca de David, hizo una predicción
tocante a Judas, quien fue el que guió a los que apresaron a Jesús. El era de
nuestro grupo y había sido llamado a desempeñar con nosotros este ministerio.
Ahora bien, en el libro de los Salmos está escrito: Que su morada quede
desierta y que no haya quien habite en ella; que su cargo lo ocupe otro. Hace
falta, por tanto, que uno se asocie a nosotros como testigo de la resurrección
de Jesús, uno que sea de los que nos acompañaron mientras convivió con nosotros
el Señor Jesús, desde que Juan bautizaba hasta el día de la ascensión".
Propusieron entonces a dos: a José Barsabá, por sobrenombre
"el Justo", y a Matías, y se pusieron a orar de este modo: “Tú,
Señor, que conoces los corazones de todos, muestra a cuál de estos dos has
elegido para desempeñar este ministerio y apostolado, del que Judas desertó
para irse a su propio lugar".
Echaron suertes, le tocó a Matías y lo asociaron a los once
apóstoles.
Meditatio
Una de las cosas que más llama la atención en la primera
comunidad es la oportunidad que daban continuamente a que el Espíritu Santo
actuara en sus vidas y en sus decisiones. No había prácticamente nada que no se
pusiera primero en oración, de manera que la decisión o la acción fuera
confirmada por Dios. Es triste que hoy, muchos de nosotros hayamos perdido este
contacto, y sobre todo, cerrado el espacio para que sea Dios mismo quien dirija
nuestras vidas y nuestras decisiones. Fíjate cuántas de las decisiones
importantes en tu vida las has consultado con Dios (noviazgo, matrimonio, la
elección de una carrera, la llegada de un nuevo hijo a la familia, etc.). Es,
pues, necesario que regresemos a la oración y que en ella oremos a Jesús, que prometió
estar siempre con nosotros para que guiados por su Espíritu, el Espíritu de la
Verdad, podamos de nuevo dejar que Dios mismo actúe en todas las áreas de
nuestra vida. Si nos decidimos a hacer esto veremos cómo nuestras decisiones
serán siempre tomadas con paz y con alegría.
No esperes para mañana... haz la prueba hoy mismo.
Oratio
Señor, te presento cada situación en mi vida. Yo sé que tú
las conoces muy bien, sin embargo, quiero confirmar que me siento necesitado de
que tu mirada se pose permanentemente en mí. Espíritu Santo, inspírame para
conversar con Jesús a cada momento y que todos mis movimientos estén
confrontados y acordes a su deseo. Amén.
Operatio
Durante este día, para hacerme conciente de la importancia y
prioridad de Jesús en mis decisiones, preguntaré verbalmente al Señor sobre
cada cosa que ocurra, desde las más sencillas hasta las más serias.
El Evangelio de hoy
Juan 15, 9-17
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Como el
Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis
mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de
mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en
ustedes y su alegría sea plena.
Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros
como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la
vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los
llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo
amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.
No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha
elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de
modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les
mando: que se amen los unos a los otros".
Reflexión
Como es costumbre en San Juan en un pequeño pasaje de su
evangelio nos da suficiente material para reflexionar toda la vida. Centremos
hoy nuestra atención en cómo Jesús nos llama: AMIGOS. No sé si alguna vez te
has puesto a pensar lo que es tener un verdadero amigo. Y es que en realidad
son muy pocas las personas a las que podemos llamar "amigos". En la
vida tenemos muchos compañeros, vecinos, incluso hermanos, pero muy, muy pocos
amigos. Pues el amor del amigo es diáfano y transparente; es un amor
desinteresado que, como nos lo presenta Jesús, es capaz, incluso, de dar la
vida por el otro. Es un amor que no espera sino la complacencia del ser amado.
Exige confianza total, discreción, prontitud, fidelidad, disponibilidad. Pues
Jesús nos llama a nosotros: sus amigos.
No sé si puedes imaginar que eres "amigo" de Dios
y todo lo que esto significa en tu vida. Él es nuestro amigo, y nos invita a
que nosotros lo seamos de él: para ello, basta con cumplir sus mandamientos,
que en realidad es uno: AMAR.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
No hay comentarios:
Publicar un comentario