2/04/2012
Primera Lectura
Isaías 42, 1-7
Lectio
Miren a mi siervo, a quien sostengo;
a mi elegido, en quien tengo mis complacencias.
En él he puesto mi espíritu,
para que haga brillar la justicia sobre las naciones.
No gritará ni clamará,
no hará oír su voz en las plazas,
no romperá la caña resquebrajada,
ni apagará la mecha que aún humea.
Proclamará la justicia con firmeza,
no titubeará ni se doblegará,
hasta haber establecido el derecho sobre la tierra
y hasta que las islas escuchen su enseñanza.
Esto dice el Señor Dios,
el que creó el cielo y lo extendió,
el que dio firmeza a la tierra, con lo que en ella brota;
el que dio el aliento a la gente que habita la tierra
y la respiración a cuanto se mueve en ella:
"Yo, el Señor, fiel a mi designio de salvación,
te llamé, te tomé de la mano;
te he formado y te he constituido alianza de un pueblo,
luz de las naciones,
para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la prisión
y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas".
Meditatio
El profeta Isaías nos invita durante esta semana a voltear
nuestros ojos hacia el elegido de Dios, hacia su Mesías y Salvador. A ver en él
la imagen de un hombre desecho por el pecado de la humanidad, a un hombre que
ofreció su vida por la salvación de todos y cada uno de nosotros.
Para el hombre de hoy, tan acostumbrado a tener su mirada
fija en las cosas del mundo, tan preocupado por todos los problemas que lo
circundan, esta semana de reposo, puede ser una buena oportunidad para que su
mirada se vuelva a fijar en Jesús, en aquél que nos dio la vida muriendo por
cada uno de nosotros. Ciertamente las cosas del mundo son importantes, pero es
aún más importante que nuestra vida esté centrada en Cristo, ya que esto es lo
que hace que todas las demás cosas tomen su justo valor.
No dejes que esta semana sea una semana más, vuelve tu vista
a Jesús, ora y lee su Palabra. Ojalá y lo puedas hacer con toda tu familia.
Oratio
Hoy alzo la mirada a ti, Señor, déjame descubrirte durante
todo este día, déjame encontrarte en cada paso que doy, déjame ver cómo aún
caminas entre nosotros, escondiéndote; sin embargo, te pido que me dejes verte
en el atribulado, en el herido, el oprimido, déjame ver al verdadero Jesús;
quiero descubrir tu sonrisa, tu caminar, tu mirada y tus palabras resonando en
este mundo que parece tan apartado de ti, y a pesar de ello tú siempre estás
más cercano.
Abre mis ojos, Señor, que quiero descubrirte, mirarte y
amarte.
Operatio
Hoy estaré muy atento a descubrir a Jesús en las personas
que me rodean, y cada vez que logre descubrirlo le demostraré tácitamente lo
mucho que le amo.
El Evangelio de hoy
Juan 12, 1-11
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde
vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron
una cena; Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa.
María tomó entonces una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso, le
ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera, y la casa se
llenó con la fragancia del perfume.
Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba
a entregar a Jesús, exclamó: "¿Por qué no se ha vendido ese perfume en
trescientos denarios para dárselos a los pobres?" Esto lo dijo, no porque
le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la
bolsa, robaba lo que echaban en ella.
Entonces dijo Jesús: "Déjala. Esto lo tenía guardado
para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tendrán siempre con
ustedes, pero a mí no siempre me tendrán".
Mientras tanto, la multitud de judíos, que se enteró de que
Jesús estaba allí, acudió, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a
quien el Señor había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes
deliberaban para matar a Lázaro, porque a causa de él, muchos judíos se
separaban y creían en Jesús.
Reflexión
María, la hermana de Lázaro, en el pasaje que hemos leído,
busca manifestarle a Jesús su amor, dándole lo mejor que tiene, lo más
precioso, lo más caro; no escatima nada cuando se trata del Señor.
En estos días santos, días en los que muchos aprovechan para
descansar, debemos aprender de María, a darle a Jesús lo mejor, no sólo de
nuestras cosas físicas sino de nuestro tiempo. No dejemos que nuestro descanso
nos lleve a no darle importancia a esta semana tan importante en la que
recordamos y volvemos a vivir con toda la comunidad cristiana los misterios de
nuestra redención. Es importante descansar, pero hay que hacerlo como lo hacía
la familia de Lázaro: "Con el Señor".
Como la familia de Lázaro, invitemos a Jesús a nuestras
vacaciones y a nuestro descanso. Que Él sea el huésped de honor de nuestras
vacaciones, démosle su lugar y aún más, lo mejor de nosotros. Manifestemos
también en nuestro descanso que somos amigos y seguidores de Jesús.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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