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lunes, 21 de enero de 2013

LECTURA Y EVANGELIO DEL 21 DE ENERO 2013



21/01/2012

Primera Lectura
Hebreos 5, 1-10

Lectio
Hermanos: Todo sumo sacerdote es un hombre escogido entre los hombres y está constituido para intervenir en favor de ellos ante Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades. Por eso, así como debe ofrecer sacrificios por los pecados del pueblo, debe ofrecerlos también por los suyos propios.

Nadie puede apropiarse ese honor, sino sólo aquel que es llamado por Dios, como lo fue Aarón. De igual manera, Cristo no se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote; se la otorgó quien le había dicho: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice otro pasaje de la Escritura: Tú eres sacerdote eterno, como Melquisedec.

Precisamente por eso, durante su vida mortal, ofreció oraciones y súplicas, con fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía librarlo de la muerte, y fue escuchado por su piedad. A pesar de que era el Hijo, aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen y fue proclamado por Dios sumo sacerdote, como Melquisedec.

Meditatio
Uno de los elementos que resalta esta carta, como lo iremos viendo a lo largo de nuestra reflexión, es el hecho de la OBEDIENCIA de Cristo. Este es un valor que nuestra sociedad individualista tiende a relativizar. Hoy se habla de la "obediencia dialogada", es decir: si me convences, entonces te obedezco.

Ciertamente debemos reconocer que algunas de las órdenes de nuestros superiores pueden ser equivocadas e incluso injustas. Sin embargo, mientras que esta orden no nos lleve al pecado o nos impida relacionarnos con Dios, debemos obedecer. Es válido decir: No estoy de acuerdo contigo o con la orden que me estás dando, pues pienso que estás equivocado, sin embargo: Te obedezco.

Obedecer nos ayuda a crecer en humildad, virtud sin la cual la santidad no se desarrolla. Jesús nos puso la muestra. NO es fácil obedecer, pero, es el camino que nos lleva a la perfección en el amor.

Oratio
Señor Jesús, tú me conoces y sabes que hago más caso de lo que me dicen los anuncios publicitarios en la televisión o en la radio, que nada más me alejan de ti, en lugar de hacer caso a lo que me pides en tu Palabra, o a través de mis superiores, porque me amas y no quieres que me pierda. Tú sabes cuánto trabajo me cuesta obedecer a mis papás, a mis jefes, enséñame a ser menos yo y más tú, quiero, como María, ser humilde y dócil a tu voluntad.

Operatio

Hoy empezaré a ejercitar la obediencia, y en las órdenes que me cuesten más trabajo decir que sí, las llevaré a cabo ofreciéndolas por el sacrificio que hizo Jesús por mí en la cruz.

El Evangelio de hoy
Marcos 2, 18-22

En una ocasión en que los discípulos de Juan el Bautista y los fariseos ayunaban, algunos de ellos se acercaron a Jesús y le preguntaron: "¿Por qué los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, y los tuyos no?"

Jesús les contestó: "¿Cómo van a ayunar los invitados a una boda, mientras el novio está con ellos? Mientras está con ellos el novio, no pueden ayunar. Pero llegará el día en que el novio les será quitado y entonces sí ayunarán.

Nadie le pone un parche de tela nueva a un vestido viejo, porque el remiendo encoge y rompe la tela vieja y se hace peor la rotura. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino rompe los odres, se perdería el vino y se echarían a perder los odres. A vino nuevo, odres nuevos".

Reflexión
Los fariseos se preguntaban por qué los discípulos de Jesús no se ajustaban al "ritualismo" que daba de alguna manera el signo de autenticidad con respecto al maestro (incluidos los del Bautista). La respuesta de Jesús es simple: porque en adelante, el cristianismo, es decir, los seguidores de Cristo, no se distinguirán por sus prácticas religiosas (las cuales son importantes para crecer y desarrollarse, tales como la misa y las prácticas ascéticas), sino por un estilo de vida centrado en el maestro y dirigido por la fuerza del Espíritu Santo (vino nuevo del NT). Con esto, no destruye el odre y el vino del AT (que es bueno), sino que va más allá: para ser discípulo de Jesús, no basta ayunar y cumplir con las prácticas religiosas (ritualismo), sino dejarse conducir por el poder y el amor del Espíritu.

¿Qué tipo de odre eres y cuál es el vino que llevas? ¿Vas a misa por encontrarte con Jesús, movido por el Espíritu, o "cumples" simplemente con el rito dominical? Esto define de quién eres seguidor.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro

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