21/01/2012
Primera Lectura
Hebreos 5, 1-10
Lectio
Hermanos: Todo sumo sacerdote es un hombre escogido entre
los hombres y está constituido para intervenir en favor de ellos ante Dios,
para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los
ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades. Por
eso, así como debe ofrecer sacrificios por los pecados del pueblo, debe
ofrecerlos también por los suyos propios.
Nadie puede apropiarse ese honor, sino sólo aquel que es
llamado por Dios, como lo fue Aarón. De igual manera, Cristo no se confirió a
sí mismo la dignidad de sumo sacerdote; se la otorgó quien le había dicho: Tú
eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice otro pasaje de la Escritura:
Tú eres sacerdote eterno, como Melquisedec.
Precisamente por eso, durante su vida mortal, ofreció
oraciones y súplicas, con fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía librarlo
de la muerte, y fue escuchado por su piedad. A pesar de que era el Hijo,
aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió en la
causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen y fue proclamado
por Dios sumo sacerdote, como Melquisedec.
Meditatio
Uno de los elementos que resalta esta carta, como lo iremos
viendo a lo largo de nuestra reflexión, es el hecho de la OBEDIENCIA de Cristo.
Este es un valor que nuestra sociedad individualista tiende a relativizar. Hoy
se habla de la "obediencia dialogada", es decir: si me convences,
entonces te obedezco.
Ciertamente debemos reconocer que algunas de las órdenes de
nuestros superiores pueden ser equivocadas e incluso injustas. Sin embargo,
mientras que esta orden no nos lleve al pecado o nos impida relacionarnos con
Dios, debemos obedecer. Es válido decir: No estoy de acuerdo contigo o con la
orden que me estás dando, pues pienso que estás equivocado, sin embargo: Te
obedezco.
Obedecer nos ayuda a crecer en humildad, virtud sin la cual
la santidad no se desarrolla. Jesús nos puso la muestra. NO es fácil obedecer,
pero, es el camino que nos lleva a la perfección en el amor.
Oratio
Señor Jesús, tú me conoces y sabes que hago más caso de lo
que me dicen los anuncios publicitarios en la televisión o en la radio, que
nada más me alejan de ti, en lugar de hacer caso a lo que me pides en tu
Palabra, o a través de mis superiores, porque me amas y no quieres que me
pierda. Tú sabes cuánto trabajo me cuesta obedecer a mis papás, a mis jefes,
enséñame a ser menos yo y más tú, quiero, como María, ser humilde y dócil a tu
voluntad.
Operatio
Hoy empezaré a ejercitar la obediencia, y en las órdenes que
me cuesten más trabajo decir que sí, las llevaré a cabo ofreciéndolas por el sacrificio
que hizo Jesús por mí en la cruz.
El Evangelio de hoy
Marcos 2, 18-22
En una ocasión en que los discípulos de Juan el Bautista y
los fariseos ayunaban, algunos de ellos se acercaron a Jesús y le preguntaron:
"¿Por qué los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan,
y los tuyos no?"
Jesús les contestó: "¿Cómo van a ayunar los invitados a
una boda, mientras el novio está con ellos? Mientras está con ellos el novio,
no pueden ayunar. Pero llegará el día en que el novio les será quitado y
entonces sí ayunarán.
Nadie le pone un parche de tela nueva a un vestido viejo,
porque el remiendo encoge y rompe la tela vieja y se hace peor la rotura. Nadie
echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino rompe los odres, se perdería el
vino y se echarían a perder los odres. A vino nuevo, odres nuevos".
Reflexión
Los fariseos se preguntaban por qué los discípulos de Jesús
no se ajustaban al "ritualismo" que daba de alguna manera el signo de
autenticidad con respecto al maestro (incluidos los del Bautista). La respuesta
de Jesús es simple: porque en adelante, el cristianismo, es decir, los
seguidores de Cristo, no se distinguirán por sus prácticas religiosas (las
cuales son importantes para crecer y desarrollarse, tales como la misa y las
prácticas ascéticas), sino por un estilo de vida centrado en el maestro y
dirigido por la fuerza del Espíritu Santo (vino nuevo del NT). Con esto, no
destruye el odre y el vino del AT (que es bueno), sino que va más allá: para
ser discípulo de Jesús, no basta ayunar y cumplir con las prácticas religiosas
(ritualismo), sino dejarse conducir por el poder y el amor del Espíritu.
¿Qué tipo de odre eres y cuál es el vino que llevas? ¿Vas a
misa por encontrarte con Jesús, movido por el Espíritu, o "cumples"
simplemente con el rito dominical? Esto define de quién eres seguidor.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
No hay comentarios:
Publicar un comentario