14/12/12
Primera Lectura
Isaías 48, 17-19
Lectio
Esto dice el Señor, tu redentor,
el Dios de Israel:
"Yo soy el Señor, tu Dios,
el que te instruye en lo que es provechoso,
el que te guía por el camino que debes seguir.
¡Ojalá hubieras obedecido mis mandatos!
Sería tu paz como un río
y tu justicia, como las olas del mar.
Tu descendencia sería como la arena
y como granos de arena, los frutos de tus entrañas.
Nunca tu nombre hubiera sido borrado
ni arrancado de mi presencia".
Meditatio
El tono en que el profeta habla al pueblo de parte de Dios,
nos deja ver lo que sucede cuando el hombre decide caminar al margen del amor
de su Señor: se pierden la paz y la justicia.
El tiempo de Adviento es un tiempo, como nos lo decía al
principio de este tiempo san Juan Bautista, para corregir nuestros errores y
para agregar a nuestra vida los elementos que hacen que toda nuestra existencia
se adhiera más a Dios. Es tiempo, pues, de ver si nuestra relación con Jesús es
estrecha, si nuestra oración es continua y si verdaderamente estamos buscando
vivir de acuerdo al Evangelio.
Enderecemos nuestros caminos para que nunca falte en nuestra
familia y en nuestra comunidad la paz y la justicia. Aprovecha este tiempo para
hacer una revisión en tu vida y poder así, responder con generosidad al Señor.
Oratio
Señor, necesito de tu Santo Espíritu para disponer de una
senda recta por la cual puedas llegar a mi corazón.
Operatio
Revisaré cuáles son las montañas que me faltan allanar y los
valles que debo rellenar en mi vida.
El Evangelio de hoy
Mateo 11, 16-19
En aquel tiempo, Jesús dijo: "¿Con qué podré comparar a
esta gente? Es semejante a los niños que se sientan en las plazas y se vuelven
a sus compañeros para gritarles: ‘Tocamos la flauta y no han bailado; cantamos
canciones tristes y no han llorado‘.
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: ‘Tiene
un demonio‘. Viene el Hijo del hombre, y dicen: ‘Ese es un glotón y un
borracho, amigo de publicanos y gente de mal vivir‘. Pero la sabiduría de Dios
se justifica a sí misma por sus obras".
Reflexión
Lo único que no se nos perdonará, como ha dicho Jesús en
otro pasaje, es el pecado contra el Espíritu Santo, es decir nuestra
resistencia a la conversión. Debemos ser honestos con nosotros mismos y
reconocer que Dios ha hecho todo y más, con el fin de que nosotros regresemos a
él.
Seguramente no habrán faltado invitaciones a retiros, a
participar del sacramento de la Reconciliación, a asistir a una misa o a una
plática. Y para muchos, esto no ha sido suficiente. Dios nos la ha pintado de
todos colores, pero muchos de nosotros, como la gente del tiempo de Jesús,
siempre hemos encontrado un "pero" a la oportunidad que Dios nos ha
dado, sea para convertirnos o para crecer en nuestra vida de gracia,
prefiriendo muchas veces continuar en nuestra tibieza.
Es tiempo de darle ya una respuesta generosa al Señor, de
abrir de par en par nuestro corazón para que el amor de Dios entre hasta lo más
íntimo de nosotros mismos y produzca vida, y vida en abundancia. ¡Decídete!
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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