20/11/2012
Primera Lectura
Apocalipsis 3, 1-6. 14-22
Lectio
Yo, Juan, oí que el Señor me decía: "Escribe al
encargado de la comunidad cristiana de Sardes: Esto dice el que tiene los siete
espíritus de Dios y las siete estrellas:
‘Conozco tus obras. En apariencia estás vivo, pero en
realidad estás muerto. Ponte alerta y reaviva lo que queda y está a punto de
morir, pues tu conducta delante de mi Dios no ha sido perfecta. Recuerda de qué
manera recibiste y escuchaste mi palabra; cúmplela y enmiéndate. Porque si no
estás alerta, vendré como un ladrón, sin que sepas la hora en que voy a llegar.
Tienes, sin embargo, en Sardes, algunas pocas personas que
no han manchado sus vestiduras; ellos me acompañarán vestidos de blanco, pues
lo merecen.
El que venza también se vestirá de blanco. No borraré jamás
su nombre del libro de la vida y lo reconoceré ante mi Padre y sus ángeles‘.
El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las
comunidades cristianas.
Escribe al encargado de la comunidad cristiana de Laodicea:
Esto dice el que es el Amén, el testigo fiel y veraz, el origen de todo lo
creado por Dios:
‘Conozco tus obras: no eres ni frío ni caliente. Ojalá
fueras frío o caliente. Pero porque eres tibio y no eres ni frío ni caliente,
estoy a punto de vomitarte de mi boca. Dices que eres rico, que has acumulado
riquezas y que ya no tienes necesidad de nada, pero no sabes que eres un
desdichado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por eso te aconsejo que vengas a
comprarme oro purificado por el fuego, para que te enriquezcas; vestiduras
blancas, para que te las pongas y cubras tu vergonzosa desnudez, y colirio,
para que te lo pongas en los ojos y puedas ver.
Yo reprendo y corrijo a todos los que amo. Reacciona, pues,
y enmiéndate. Mira que estoy aquí, tocando la puerta; si alguno escucha mi voz
y me abre, entraré a su casa y cenaremos juntos.
Al que venza lo sentaré conmigo en mi trono; lo mismo que
yo, cuando vencí, me senté con mi Padre en su trono‘.
El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las
comunidades cristianas".
Meditatio
En este pasaje la comunidad de Sardes representa a los
cristianos que sólo dan la apariencia de ser buenos cristianos. Quizás van a
misa e incluso comulgan pero su corazón está lejos de Dios. Su casa está
adornada con imágenes; en la solapa o al cuello traen una cruz, pero todo
permanece en la superficialidad pues su vida y su testimonio dejan mucho que
decir de la vida cristiana; "parecen vivos, pero en realidad están
muertos".
Por su parte, la Iglesia de Laodicea representa a los que no
han hecho una opción "total" por Cristo y por el Evangelio. Cuando
les conviene a sus intereses se dicen cristianos, pero cuando no, entonces
pasan desapercibidos. Son, por lo general, cristianos sin compromiso a los
cuales les da lo mismo ir a misa que no ir, comulgar que no hacerlo, confesarse
o vivir en el pecado; no sienten que ninguno de estos elementos les hagan falta
en su vida, son cristianos tibios, por ello, Dios no sabe cómo tratarlos, pues
si fueran paganos, serían sujetos de la evangelización, si fueran calientes
aumentaría su fervor y los llenaría de gracias, pero como son tibios, le causan
asco.
Tú y yo hemos sido bautizados y llamados a vivir la comunión
con Dios, hemos sido llamados a la fidelidad, la cual, no es fácil pues el
pecado y nuestra debilidad nos dominan. Sin embargo, hoy Jesús toca a nuestra
puerta de nuevo para establecer una relación de amor y cooperación. Seamos
valientes y dejémoslo entrar y cambiar nuestra vida.
Oratio
Aléjame, Señor, de la tibieza. Rechazo una vida gris y
mediocre delante de ti, Señor. Quiero que seas el dueño total de mis
sentimientos, pensamientos y acciones; rechazo la tibieza y te pido que me
inundes en el calor de tu amor y misericordia.
Operatio
Hoy veré qué actitudes en mi vida son tibias, es decir,
cuáles de ellas no están rendidas totalmente a Jesucristo y renovadas en su
amor.
El Evangelio de hoy
Lucas 19, 1-10
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó, y al ir atravesando
la ciudad, sucedió que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico,
trataba de conocer a Jesús, pero la gente se lo impedía, porque Zaqueo era de
baja estatura. Entonces corrió y se subió a un árbol para verlo cuando pasara
por ahí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: "Zaqueo,
bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa".
Él bajó enseguida y lo recibió muy contento. Al ver esto,
comenzaron todos a murmurar diciendo: "Ha entrado a hospedarse en casa de
un pecador".
Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús: "Mira, Señor,
voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le
restituiré cuatro veces más". Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la
salvación a esta casa, porque también él es hijo de Abraham, y el Hijo del
hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido".
Reflexión
Muchas veces pensamos que nuestra vida no ha sido la más
digna y que no es fácil establecer una relación nueva y diferente con Dios. En
este evangelio Jesús nos muestra que Dios no está interesado en nuestra vida
pasada. Él quiere para nosotros una vida nueva en la que los valores del amor y
la justicia puedan ser vividos en su totalidad. La salvación, y con ello la
amistad con Dios, se realiza en el momento que nosotros decidimos iniciar un
camino de encuentro con Dios y con los demás. En el momento en que nos damos
cuenta que nuestra vida puede ser mucho mejor y más feliz de lo que ya es.
No tengamos temor de amar a Dios. Zaqueo nos enseña que
nuestro Dios es el Dios de la misericordia que nos invita a dejarlo entrar en
nuestra casa. Abrámosle las puertas.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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