28/09/2012
Primera Lectura
Eclesiastés 3, 1-11
Lectio
Hay un tiempo para cada cosa
y todo lo que hacemos bajo el sol tiene su tiempo.
Hay un tiempo para nacer y otro para morir;
uno para plantar y otro para arrancar lo plantado.
Hay un tiempo para matar y otro para curar;
uno para destruir y otro para edificar.
Hay un tiempo para llorar y otro para reír;
uno para gemir y otro para bailar.
Hay un tiempo para lanzar piedras y otro para recogerlas;
uno para abrazarse y otro para separarse.
Hay un tiempo para ganar y otro para perder;
uno para retener y otro para desechar.
Hay un tiempo para rasgar y otro para coser;
uno para callar y otro para hablar;
hay un tiempo para amar y otro para odiar;
uno para hacer la guerra y otro para hacer la paz.
¿Qué provecho saca el que se afana en su trabajo? He
observado todas las tareas que Dios ha encomendado a los hombres para que en
ellas se ocupen.
Todo lo ha hecho Dios a su debido tiempo y le ha dado el
mundo al hombre para que reflexione sobre él; pero el hombre no puede abarcar
las obras de Dios desde el principio hasta el fin.
Meditatio
El Cohélet ha expresado: “Hay un tiempo para cada cosa”.
Desafortunadamente, muchos de nosotros no hemos aún aprendido esto y por ello
malgastamos el tiempo o lo ocupamos de manera equivocada. Son tantos los que no
han disfrutado de una bella tarde simplemente contemplando cómo se pone el sol,
o de un paseo con la familia, de una conversación con los amigos, incluso de ir
acompañando a los hijos en su crecimiento, en sus problemas y alegrías, en sus
triunfos y fracasos.
Actualmente el hombre sólo tiene tiempo para trabajar, para
hacer dinero; se pasa la vida buscando tener más y, cuando se da cuenta, es tan
pobre que lo único que tiene es dinero. Este pasaje, aplicado a nuestros días,
pudiera escucharse así. Hay tiempo para trabajar y tiempo para descansar;
tiempo para estar con la familia, tiempo para estar con los amigos, tiempo para
estar con los papás y con los hijos, tiempo para disfrutar lo que Dios nos
regala cada día.
Aprovechemos hoy nuestro tiempo, pues no sabemos si mañana
podremos gozar de este tiempo y de la oportunidad que Dios nos brindó hoy.
Oratio
Señor, enséñame a aprovechar el tiempo que me regalas en
este mundo, dame tu gracia para poder descubrir lo que debo hacer a cada
momento. Renuncio drásticamente a postergar las cosas importantes en mi vida y
darle más prioridad a cosas que tienen menos trascendencia en los valores que
tú me propones.
Operatio
Hoy apartaré un momento del día y lo pasaré en tranquilidad
reflexionando tantas cosas bellas que me he perdido en la vida por el ajetreo y
las prisas.
El Evangelio de hoy
Lucas 9, 18-22
Un día en que Jesús, acompañado de sus discípulos, había ido
a un lugar solitario para orar, les preguntó: "¿Quién dice la gente que
soy yo?" Ellos contestaron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros,
que Elías; y otros, que alguno de los antiguos profetas, que ha
resucitado".
Él les dijo: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?"
Respondió Pedro: "El Mesías de Dios". Entonces Jesús les ordenó
severamente que no lo dijeran a nadie.
Después les dijo: "Es necesario que el Hijo del hombre
sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los
escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día".
Reflexión
La respuesta de Pedro a Jesús es correcta, sin embrago, la
idea de Mesías no es la correcta. El pasaje nos deja ver cómo los apóstoles
esperaban un Mesías que les resolviera todos sus problemas, un Mesías que los
liberara de los romanos, que les devolviera el poder económico. Jesús los
corrige de nuevo. El Reino y el mesianismo que él trae están relacionados con
la cruz, con la renuncia, con el rechazo por parte de los
"importantes". No es un cristianismo de privilegios sino de esfuerzo
y donación.
Puede ser que hoy todavía muchos de nosotros estemos
esperando este tipo de "Mesías". Un Mesías "resuelve-todo".
Sin embargo, Jesús nos ha obtenido del Padre el poder del Espíritu Santo. Con
él y nuestra colaboración, seremos capaces de responder a las exigencias de la
vida y llevar adelante nuestros proyectos. Y tú, ¿qué tipo de Mesías piensas
que es Jesús?
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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