18/09/2012
Primera Lectura
1 Corintios 12, 12-14. 27-31
Lectio
Hermanos: Así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros
y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es
Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres,
hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo, y a
todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu. El cuerpo no se compone de un
solo miembro, sino de muchos.
Pues bien, ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es
miembro de él. En la Iglesia, Dios ha puesto en primer lugar a los apóstoles;
en segundo lugar, a los profetas; en tercer lugar, a los maestros; luego, a los
que hacen milagros, a los que tienen el don de curar a los enfermos, a los que
ayudan, a los que administran, a los que tienen el don de lenguas y el de interpretarlas.
¿Acaso son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen
todos milagros? ¿Tienen todos el don de curar? ¿Tienen todos el don de lenguas
y todos las interpretan? Aspiren a los dones de Dios más excelentes.
Meditatio
Después de tratar el problema del desorden en las asambleas,
San Pablo invita a valorar el don con el que Dios ha bendecido a cada uno de
los miembros de la comunidad y a darse cuenta de que todos, sea cual sea el don
que tengan, forman parte del mismo cuerpo de Cristo, que es su Iglesia.
Y es que en la medida que cada uno de los miembros de la
Iglesia pone al servicio de los demás el carisma o don que Dios le ha dado, el
funcionamiento es más armónico y perfecto. El problema está en que, por un
lado, no todos se han dado cuenta de los dones que tienen, y por el otro, que
aun sabiéndolo, no quieren ponerlo al servicio de los demás.
Esto hace que no crezcamos, que el cuerpo se atrofie. Y esto
es aplicable no sólo a la "estructura eclesial" sino a todo el pueblo
de Dios. En nuestros centros de trabajo, en nuestras escuelas, en nuestras
mismas casas, es necesario que pongamos al servicio de los demás lo que Dios
nos ha regalado. Todos somos distintos precisamente para que, esta diferencia,
sea lo que ayude y complemente a los demás. Descubre tus dones, rompe tu
egoísmo, y ponlos al servicio de los demás.
Oratio
Señor, dame claridad de pensamiento y el suficiente
discernimiento para descubrir cuáles son los dones que me has dado, para servir
a mis hermanos y edificar tu Reino en esta tierra. Yo los acepto con todo el
corazón y abro mis manos a tu generosidad, para ponerlos en práctica y que
quienes me rodean, reciban tus bendiciones a través de mis manos.
Operatio
Hoy practicaré, con mucho mayor ahínco, aquello en lo que sé
soy especialmente bueno, debido a los dones que Dios ha puesto en mí, en la
confianza de que yo los utilizaré para el beneficio común.
El Evangelio de hoy
Lucas 7, 11-17
En aquel tiempo, se dirigía Jesús a una población llamada
Naím, acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Al llegar a la entrada de
la población, se encontró con que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de
una viuda, a la que acompañaba una gran muchedumbre.
Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo:
"No llores". Acercándose al ataúd, lo tocó y los que lo llevaban se
detuvieron. Entonces Jesús dijo: "Joven, yo te lo mando: Levántate".
Inmediatamente el que había muerto se levantó y comenzó a hablar. Jesús se lo
entregó a su madre.
Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a
glorificar a Dios, diciendo: "Un gran profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo".
La noticia de este hecho se divulgó por toda Judea y por las
regiones circunvecinas.
Reflexión
Una de las actitudes que más le gusta destacar a san Lucas
es la misericordia de Jesús. Quizás porque él viene de una cultura pagana en
donde los dioses son crueles, san Lucas presenta en cada oportunidad la ternura
y la compasión de Dios en Jesucristo.
Nuestro Dios es el Dios de la misericordia, es el Dios que
se conmueve ante nuestras miserias y penalidades, por ello, es el Dios de los
pobres, de los necesitados, de los miserables. En medio de nuestro mundo
tecnificado, en donde la mayoría de nosotros somos un "número", qué
importante es "re-humanizarnos" y tener la capacidad de ver que, muy
posiblemente a nuestro alrededor, hay alguien que necesita ayuda, que necesita
de nuestra compasión.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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