18/07/2012
Primera Lectura
Isaías 10, 5-7. 13-16
Lectio
Esto dice el Señor: «¡Ay Asiria, bastón de mi ira, vara que
mi furor maneja! Contra una nación impía voy a guiarte, contra un pueblo que
experimenta mi cólera voy a mandarte, para que lo saquees y lo despojes y lo
pisotees como el lodo de las calles». Pero Asiria no lo piensa así ni son estos
sus planes; su intención es arrasar y exterminar numerosas naciones, pues dice:
«Con el poder de mi mano lo hice y con mi sabiduría, porque soy inteligente, he
borrado las fronteras de los pueblos, he saqueado sus tesoros, y como un
gigante he derribado a sus jefes. Como un nido al alcance de mi mano alcancé la
riqueza de los pueblos, y como se recogen los huevos abandonados, así cogí yo
toda la tierra, y no hubo quién aleteara ni abriera el pico ni piara» Pero el
Señor dice: «¿Acaso presume el hacha frente al que corta con ella? ¿O la sierra
se tiene por más grande que el que la maneja? Como si la vara moviera al que la
levanta y el bastón alzase a quien no es madera. Por eso, el Señor de los
ejércitos hará enflaquecer a los bien alimentados, y le prenderá fuego a su
lujo como se enciende la leña».
Meditatio
Este pasaje de Isaías nos ayuda a entender que todo, en
nuestra vida y en el mundo, está bajo el control de Dios y que, como dirá más
adelante san Pablo, todo obedece a un proyecto amoroso de Dios para con sus
hijos, aun las situaciones más adversas. Si leemos los primeros versículos de
Isaías 1, veremos que el pueblo de Dios se ha desviado completamente del camino
del Señor y que Dios ha buscado por todos los medios hacerlos comprender que
sólo en él serán felices, pero su corazón se ha cerrado. De manera que usará a
Asiria como una “vara de correccion" para que sus hijos puedan darse
cuenta de su error.
Sin embargo, como se ve en este pasaje, Asiria cree que destruirá
a Judá, porque es muy poderosa y nadie le ha podido hacer frente, no se da
cuenta que es sólo un instrumento de Dios. Esto, pues, nos ayuda a entender que
los acontecimientos cotidianos que vemos como "negativos" y
contrarios a nuestros intereses, son sólo un instrumento de Dios para ayudarnos
a recapacitar y a regresar a Él: “Pues todo conviene para aquellos que aman al
Señor". El reino del Sur, con su capital Jerusalén, no entendió la lección
que Dios les dio en sus hermanos de Reino del Norte, cuando éstos fueron
aplastados y destruidos totalmente por los asirios y continuarán con su
rebeldía, hasta que la misma suerte que corrieron ellos la corra también
Jerusalén.
Reflexionemos seriamente sobre los acontecimientos de
nuestra vida y descubramos en ellos las señales que Dios nos da para que no nos
apartemos de él, y si nos hemos apartado, para que regresemos a él y no vayamos
también nosotros a sufrir las consecuencias de nuestra desobediencia.
Oratio
Sé bien por tu Palabra Señor, que ninguna corrección es
agradable en el momento y que siempre produce molestia, sin embargo, hoy te doy
las gracias Señor, por todas las ocasiones en que has hecho uso, hasta de la
más inusitada situación, para disciplinarme, formarme y guiarme hasta tu luz y
tu verdad. Gracias, porque sé que no me entregarás a la muerte ni permitirás
que experimente la corrupción.
Operatio
Hoy pondré mucha más atención a la corrección y la
reprensión de mis allegados y los tomaré como instrumentos de Dios para guiarme
a una vida mucho más plena.
El Evangelio de hoy
Mateo 11, 25-27
En aquel tiempo, Jesús exclamó: "¡Te doy gracias,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los
sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre,
porque así te ha parecido bien.
El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie
conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a
quien el Hijo se lo quiera revelar".
Reflexión
A veces se dice: "Yo no sé hacer oración". Esto
nos hace pensar que la oración es algo complicado, algo difícil, que sólo
algunas personas pueden orar. Jesús dice hoy que, es precisamente la gente
sencilla, quien puede comprender el gran misterio de la oración (y en general,
los grandes misterios de Dios).
Orar no es otra cosa que dirigirse, con humildad y
sencillez, a Dios como un amigo a otro con sus propias y, algunas veces, toscas
palabras. Es en el ejercicio de esta actividad, considerada por muchos como
pérdida de tiempo, en donde el Hijo revela al Padre, en donde se puede llegar a
conocer el amor y la plenitud de Dios, en donde el hombre encuentra el
verdadero sentido de su vida. Así le ha parecido bien al Padre. Dediquemos,
pues, suficiente tiempo a nuestra oración personal y hagámosla con humildad y
sencillez, pues así le gusta al Padre.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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