19/05/2012
El Evangelio de hoy
Juan 16, 23-28
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les
aseguro: cuanto pidan al Padre en mi nombre, se lo concederá. Hasta ahora no
han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán, para que su alegría sea
completa. Les he dicho estas cosas en parábolas; pero se acerca la hora en que
ya no les hablaré en parábolas, sino que les hablaré del Padre abiertamente. En
aquel día pedirán en mi nombre, y no les digo que rogaré por ustedes al Padre,
pues el Padre mismo los ama, porque ustedes me han amado y han creído que salí
del Padre. Yo salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo el mundo y vuelvo al
Padre".
Reflexión
Una de las noticias más hermosas que Jesús les da a sus
discípulos en estos discursos de despedida es decirles que el Padre les ama;
como cuando nuestro mejor amigo nos dice que no sólo somos importantes para él
sino para su familia. Es importante notar que el Padre ama a los discípulos por
una razón fundamental: “Porque ustedes me aman, dice Jesús y porque han creído
en mi“. El apóstol san Juan no se cansa de confirmarle a la comunidad que el
Padre nos ama, sin embargo, mantiene la invitación a que nosotros amemos a
Jesús y sobre todo, le creamos. Es cuestionante ver como hoy tantos discípulos
de Jesús, hombres y mujeres bautizados, dicen amarle pero ya no le creen y no
lo obedecen, lo que seguramente entristece al Padre y al mismo Jesús, que en el
capítulo anterior nos llama "amigos". Si pudiéramos comprender lo que
este amor significa, buscaríamos la forma de que esta relación con Jesús creciera
para que el amor del Padre fuera cada día más pleno y prefecto en nosotros.
Cierto que no todo lo que nos dice Jesús es fácil de cumplir y que mantener una
relación con Él no es fácil pues es exigente, pero con lo que hoy nos ha dicho,
vale la pena. Busca la forma de que tu relación con Cristo sea más cercana e
íntima, cree firmemente en él, en su palabra y en su amor y verás cómo se
derrama el amor del Padre en tu vida.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu
corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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