2. Dios es Verdad
El segundo aspecto principal de Dios es Verdad.
Dios no es verdadero sino la Verdad en sí misma, y
donde sea que está la Verdad, allí está Dios. Hay
muchas cosas que son verdades relativas solamente en
ciertos momentos y lugares, pero Dios es la Verdad
Absoluta en todo momento y en todas las circunstancias.
Tan pronto como reconocemos a Dios, quien es el
Absoluto, las cosas relativas desaparecen.
Conocer la verdad sobre una condición la sana.
Jesús dijo: “conoced la verdad y la verdad os hará
libres”. (Juan 8:32) Debes comprender a Dios como
Verdad cuando quieres información de algún tema, o si
sospechas que al negociar puedes ser engañado. Si
crees que alguien está tratando de engañarte, demanda
que la Verdad Divina que mora en la persona interesada
se exprese a través de ella. Si realizas esto con la
suficiente claridad, ella entonces hablará la Verdad.
Cuando tienes que hacer algún negocio importante, tal
como firmar un alquiler o un contrato, dedica unos
minutos a concientizar la Divina Verdad, y si allí hay algo
que tú debas saber, saldrá hacia afuera. Por supuesto, la
gente tal vez no desee engañarte y por alguna razón aún
no se te ha expuesto la situación completa. Yo conozco
algunos casos donde serios malentendidos fueron
previstos porque alguien realizó a Dios como Verdad, y
así todos los hechos fueron revelados. También sé de
casos donde la deshonestidad intencional se evitó de la
misma forma.
3. Dios es Amor
El tercer aspecto de Dios es Amor. Dios no es
solamente amoroso, sino que es el Amor en sí mismo, y
sería probablemente verdad decir que de los siete
principales aspectos éste es el más importante que
practiquemos. No hay ninguna condición que no se
remedie con suficiente Amor. La Biblia trata la naturaleza
de Dios, y según se desarrollan las Escrituras la idea de
Dios se hace más clara, hasta que al final dice “...Dios es
amor; y el que permanece en amor permanece en Dios y
Dios en él.” (Juan 4:16) “En esto conocerán todos que
sois mis discípulos si tuviereis amor los unos con los
otros.” (Juan 13:35) Donde hay miedo, no puede haber
Amor. El mejor modo de librarte del miedo es realizar el
Amor Divino. Si amas a Dios más de lo que amas a tu
microbio, tu enfermedad, tu queja, tu carencia o tu
miedo, serás sanado. Todos hemos escuchado algunas
historias de gente excepcional que fue capaz de caminar
entre bestias salvajes en la selva y salir ilesas y hay
muchas otras historias en que se habla de gente que
atravesó extraordinarios peligros de otras clases y
salieron totalmente ilesos. Realizar a Dios como Amor es
el remedio para el miedo.
El Amor Divino nunca falla, pero lo importante es
darse cuenta de que el Amor Divino debe estar en tu
propio corazón y no puede operar desde afuera, por así
decirlo. Cuando tus oraciones no son contestadas debe
ser porque no has cumplido las condiciones de la ley, y
el noventa y nueve por ciento de las veces es porque te
falta el sentido del Amor incluyente. Practica el Amor
todos los días y vigila tus pensamientos, vigila tu lengua
y tus actos para que nada contrario al Amor encuentre
allí expresión.
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