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martes, 16 de agosto de 2011

¿QUÉ ES EL CRISTO?


¿QUÉ ES EL CRISTO?


Les he enseñado siempre que el Cristo es nuestra Verdad. La Verdad de cada uno y que es perfecto y Todopoderoso. Es lo más noble de cada uno.
Vamos a desmenuzarlo para comprenderlo mejor.


Ya ustedes saben que todo tiene vida. Aquello que tiene vida oye, siente y responde. Algo muerto o dormido, ni oye, ni siente, ni responde. ¿Correcto? Recuerden eso. Vida es la capacidad de oír, sentir y responder, contestar o reaccionar.


Vamos a dibujar varios planos. Pondremos aquí: 1º VIDA. Toda cosa viviente o que se ha despertado a la vida, ante todo tiene vida.


Ahora viene: ¿Qué clase de vida? ¿Elemental?, o ¿terrena? ¿Si es elemental, será del aire, del agua o del fuego? ¿Si es terrena será mineral, vegetal, animal o humana?


Una vez que se haya definido esto, viene la individualidad. Todo es uno e indiviso, pero cada cosa muestra una faceta o unos talentos especiales, virtudes o atributos que no son comunes a todos.


En los humanos, por ejemplo, ¿Qué aspecto presenta? ¿Tiene la piel negra, blanca? ¿Los ojos azules, negros? ¿Qué peculiaridad manifiesta? Y si hay tan infinita variedad de clases, aspectos, virtudes, peculiaridades, talentos, tipos, razas, reinos, etc., ¿por qué se dice que todo es uno, un mismo ser?


Primeramente sabemos que todo, absolutamente todo sale de una misma fuente. Eso que llamamos Dios. Por consiguiente, todo es, no solamente UN hijo de Dios, sino El hijo de Dios, porque no hay repetición exacta. Cada cosa es individual. Eso mismo, una sola cosa, un solo ejemplar.


Bueno, pero en esa variedad infinita, hay algo que delate la filiación, la hermandad, la igualdad. Tiene que hacer algo que sea exacto en todos. Una especie de marca de fábrica, porque precisamente sale de Dios. Así como en una familia en que todos los miembros sean de diferentes tipos, que ninguno se parece a otro, pero algo hay en todos que señale el parentesco o la filiación. 


Algo en la forma de la nariz, o en las orejas, o en el hablar. Algo que lo clava a uno con el apellido. ¿Qué nos une a nosotros todos como familiares de Dios? ¿Qué nos identifica? Tres cosas: Conciencia, Inteligencia y Amor. Todo ser viviente tiene conciencia, inteligencia y amor. Nadie es tan malo que no ame aunque sea a su madre o a su perro. Nadie que esté vivo deja de manifestarlo en alguna forma. O bien le late el corazón, o está respirando. Algo está consciente en él. Algo responde, algo siente, algo oye. Está vivo, tiene ya conciencia. Y esto está simbolizado por tres colores primarios: Azul, Amarillo y Rojo. Todo, absolutamente todo tiene esos tres colores. Todo tiene conciencia, o vida, o lo que es lo mismo: voluntad, eso es azul. Todo tiene inteligencia, amarillo; todo tiene atracción, repulsión, adhesión y cohesión, o sea amor, rojo. Todo, en todos los reinos de la Creación.


Los oídos humanos son torpes. El ser más fino de oído no oye responder a las matas, ni a las células de su cuerpo, por ejemplo. Nadie se da cuenta, por consiguiente, de que los planos invisibles, astrales, etéricos, son una baraunda de sonidos, de voces, una gritería de todo lo que contiene vida. Hemos dicho que todo lo que tiene vida oye, siente y responde. El cuerpo humano, siendo macizo, sólido, no soporta ese vocerío. Yo pido para ustedes que cuando se les despierten esos sentidos espirituales no se encuentren solos. Que estén acompañados, y la mejor compañía es la del Cristo, o sea el Yo Superior que todo lo puede, todo lo sabe, todo lo domina; que es infinito consuelo, infinito amor y ternura.


Ahora ¿qué es pues el Cristo? Es la expresión de esas tres condiciones, Conciencia, Inteligencia y Amor en sus más altos grados. Amor en su grado más puro. Es Voluntad Azul purísima, la de Dios mismo. Es Inteligencia Oro purísima, altisima, como Dios mismo. Es la Esencia de la Divinidad. Es todo lo que somos pero en la escala más alta, más pura, noble, buena y perfecta. Es la esencia de la Verdad. Es el patrón y diseño de la Voluntad de Dios para nosotros, cada uno.


Debemos meditar sobre esto todos los días. Al pensar en Él nos enchufamos, como quien dice, en el plano Crístico. Seguimos pensando en Él y a los veinte segundos experimentamos un paso como un escalón, nos sentimos más cerca. A los próximos veinte segundos lo sentimos, o lo comenzamos a sentir como una dulzura y como que algo nos eleva. A los terceros veinte segundos nos sentimos felices, que lo amamos y que Él nos ama. Si hacemos esto cada día nos pareceremos má a El diseño divino cada día. Nos hacemos más buenos, más puros, bellos, inteligentes, vivos y alertas. Pero recuerden también que Él tiene voz y oído. Que no es el mismo oído y la misma voz de nuestro cuerpo. Es un Ser unido y aparte al mismo tiempo. Unido a nosotros y aparte de nosotros. Por eso le podemos hablar y saber qué nos contesta.


Espero que habrán adelantado un poco en la comprensión del Cristo Interior, porque quiero que todos quemen el Karma antiquísimo que está cristalizado, y éste lo quema El Cristo, a quien Emmet Fox llamó “El Señor del Karma”.


Hay el Cristo cósmico, y hay el Cristo individual, o sea el Ser Divino, Glorioso dentro de nuestros corazones, hecho de luz universal y creado por Dios-Padre y Madre. Este se desarrolla tal como semilla a través de 14.000 años de evolución. (En nuestra conciencia).


Este Ser Crístico es un Ser inteligente, viviente en cada uno de nosostros, y que está interesado en ti de lo que estás tu mismo. Durante millones de años te ha estado dando hasta el aliento, y te ha sostenido con la esperanza de lograr una oportunidad de experiorizar el proyecto divino que tienes tú en el plano de la Creación. Acepta esto ahora y deja que este Dios, a través de ti, cumpla Su propio patrón de perfección, Su maestría y dignidad, Su equilibrio y belleza, Su Armonía y libertad. Hagamos juntos la siguiente afirmación:


“YO ACEPTO AHORA LA VERDAD DE QUE POSEO UN SER DIVINO, GLORIOSO, QUE EN ESTE MOMENTO ESTÁ DESARROLLANDO Y TRAYENDO A MI VIDA Y A MIS SENTIDOS LA REALIZACIÓN DE MI PROPIA DIVINIDAD. AFIRMO QUE POSEO EN EL CENTRO DE MI CABEZA UN GANGLIO (CHAKRA) LLAMADO “FE”, QUE GENERA Y PRODUCE TODA LA FE QUE ME ES NECESARIA, DE MANERA QUE NO PUEDO JAMÁS VOLVER A DECIR QUE MI FE ES INSUFICIENTE. SI TENGO A DIOS EN MÍ, SI TODO MI SER ES HECHO DE ESENCIA DE DIOS MISMO, DEL CUERPO DE DIOS MISMO, MI PADRE-MADRE, TENGO EN MI SER TODAS LAS CUALIDADES Y TODOS LOS ATRIBUTOS DE DIOS MISMO. GRACIAS PADRE QUE ESTO ES LA VERDAD”.


No hay sino un solo poder en el universo. Acepta ahora que la Presencia de Dios en tu corazón, que está más cerca que tus pies y tus manos, más cerca que el aliento que entra por tu nariz, porque es tu propia vida que te hace latir el corazón, esa Presencia de Dios que se llama “Yo Soy” es una e indivisible con el latido de tu corazón. Ponte la mano sobre el corazón, cuando medites, e invoca tu exquisita Prsencia para que guíe tu meditación.


Cada dos mil años el Maestro del Mundo manda a la Tierra un “Cristo”, o sea un ser perfeccionado que desea encarnar y traer a la masa de humanos de esa era, la religión que conviene a ese aspecto de la evolución. Esa religión, en el curso de dos mil años se convierte en el estímulo espiritual de las masas encarnadas en ese momento. A medida que se iban sucediendo las eras de evolución, el Maestro del Mundo ha mandado nuevos Cristos, uno tras otro. Es lamentable que el Mismo Cristo no pudiera continuar a través de todos los cambios, ya que todas las religiones se han visto afectadas por resistencias, antagonismos y rebeliones que se han visto afectadas por resistencias, antagonismos y rebeliones que han sido provocadas siempre por la ola religiosa precedente, cuando sería maravilloso que ola tras ola añadiera su ímpetu, su fuerza a la próxima, haciéndose un gran crescendo en que toda la humanidad se pudiera encontrar cara a cara con su propia divinidad.


¡Hoy estamos al cierre de los ciclos de tiempo! Frente a la abertura de otro ciclo de dos mil años cuando la entrada del Rayo Ceremonial que así se le llama al séptimo rayo, comienza a hacerse sentir por las vidas. Este rayo será la religión de las masas.


El Cristo no es un cuerpo, es una conciencia. Ya saben lo que les enseñé, que las conciencias tienen vida e inteligencia. La conciencia crística o el Cristo nuestro existe porque en el comienzo de nuestra creación por el Creador, lo que funcionaba en nosotros era esa conciencia pura y bella. Ella ha quedado en las altas esferas, esperando que nosotros lleguemos a reunirnos con ella. Se llama el Cristo; y todos estos Cristos se dirigieron al Tribunal Kármico, que está compuesto por siete entidades de sabiduría; y le pidieron permiso para hacer presión en cada uno de nosotros; limpiándonos de todas las cristalizaciones para poder evolucionar rápidamente, quitando y barriendo del mundo todo lo negativo y estableciendo el reino de los cielos en la tierra lo más pronto posible, pues la tierra está en un peligro grande de destruirse por falta de luz como ustedes ya saben. La tierra está, en lo que llaman los maestros, un estado recalcitrante y es que los humanos no hacen caso, no quieren cambiar por más que hacen nuestros guías y seres de luz y los ángeles y nuestros Cristos están sufriendo, cosa insólita, como ustedes comprenderán. Ese es un estado de caos universal que amenaza. El tribunal Kármico primero dio permiso para que 2.000 Cristos hicieran la prueba. Somos diez billones de seres humanos entre los encarnados y los no encarnados que pertenecemos a la evolución humana y no más de tres billones están encarnados a la vez en la tierra. La prueba dio resultado y el permiso fue aumentado a 200.000, luego a un millón y luego a diez millones.





EXTRACTO SACADO DEL LIBRO METAFÍSICA 4 EN 1 VOL 1 DE Conny Méndez


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